miércoles, 20 de abril de 2016

EL PODER DE LA SOMBRA de María José Moreno





"El demonio se agita a mi lado sin cesar;
flota a mi alrededor cual aire impalpable;
lo respiro, siento cómo quema mi pulmón
y lo llena de un deseo eterno y culpable.


A veces toma, conocedor de mi amor al arte,
la forma de la más seductora mujer,
y bajo especiales pretextos hipócritas
acostumbra mi gusto a nefandos placeres.


Así me conduce, lejos de la mirada de Dios,
jadeante y destrozado de fatiga, al centro
de las llanuras del hastío, profundas y desiertas,


y lanza a mis ojos, llenos de confusión,
sucias vestiduras, heridas abiertas,
¡y el aderezo sangriento de la destrucción!"

(La Destrucción. Baudelaire.)




Decía Lovecraft que todas sus historias se basaban en la premisa fundamental de que las leyes, intereses y emociones comunes de los seres humanos no tienen validez ni significación en la amplitud del cosmos. Uno debe olvidar que cosas como la vida orgánica, el amor y el odio, y todos los demás atributos locales de una insignificante y efímera raza llamada humanidad, existen en absoluto. El Mal no existe, sentenció. 
Que sea una gran lectura de sus obras no significa que siga a pies juntillas y crea ciegamente en su palabra, pues según Milgram y su famoso experimento - conocido por el mismo nombre que el del psicólogo estadounidense en los años sesenta- cualquier persona puede formar parte de un terrible proceso destructivo solo con obedecer órdenes a sabiendas que esta actuando incorrectamente; vamos, que el Mal está dentro nuestro, solo hay que activarlo. Y es que si el Bien no necesita explicación alguna porque es inherente a la persona (aquí sin duda entra en acción la herencia judeocristiana que pesa sobre nosotros, para "bien" o para "mal") y esta busca y anhela ese Bien como parte intrínseca al ser humano, convirtiéndose en el estado natural del mismo, el Mal -anomalía del Ser- no solo necesita explicación sino, dado el caso, justificación, aunque no impunidad ya sea la anterior de "causa mayor". 
El que la hace, la paga. Solo así podemos vivir en sociedad, alejando el mal de nuestra vida y atajando de raíz la dichosa anomalía que surge en el ser humano; porque cuando ignoramos que existe el Bien, el mal como concepto se convierte en el Mal, con mayúsculas, una entidad viva, consciente, poderosa e inmortal; mueren las personas, pero el Mal no cesa. Tal vez esta sentencia sea demasiado terrorífica o novelesca, pero no se puede negar que cuando nos encontramos con él no solo somos capaces de reconocerlo, si no que nos asusta, remueve nuestras conciencias, nuestra moral, nuestra inteligencia, y que por ser algo tan "monstruoso" (contrario a "humano") rechazamos como seres "bondadosos" que somos.


Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.




EL LIBRO.

La psicoterapeuta Mercedes Lozano acepta el encargo de un reputado abogado y estimado amigo, Enrique Castilla, para penetrar en la perturbada y sufrida mente de Rosa María Luque, acusada del asesinato de dos hombres, hechos de los que no guarda ningún recuerdo. Hace tan solo un año, Mercedes tuvo que enfrentarse a un complicado caso con un terrible desenlace al cual se sumó una dolorosa ruptura con su pareja, Miguel Vergara, ahora, casi totalmente recuperada, ha de sumergirse de nuevo en la complejidad de la mente humana y rebuscar entre las miserias de una familia acomodada que no se lo va a poner nada fácil.
De nuevo junto a Miguel y con la ayuda de Enrique Castilla, Mercedes Lozano se verá envuelta en un mundo oscuro cuyas sombras comenzaron a perfilarse muchos años atrás y hoy amenazan con devorarlo todo a su paso.

El poder de la sombra, una novela negra en la que más que nunca, la oscuridad y la sombra amenazan con cubrirlo todo, pues el Mal no solo es cosa del Averno, se esconde en cada uno de nosotros buscando su momento para salir a la luz.

Tú no ves lo que eres...sino su sombra.



LA OPINIÓN DEL GATO.

Cuando era adolescente asistimos a la proyección de Equus. Se trata de un joven rígidamente educado por su madre en el temor a Cristo y más tarde alejado de él por un padre nada temeroso de la ira divina y que cambia sus imágenes religiosas por una escena de caza a caballo; el chaval no deja de rezar al cuadro tal y como hacía con la imagen de Cristo, para él nada había cambiado, un ser superior requería de su devoción y entrega. En su nueva religión se sentía feliz, pues por primera vez podía sentirse unido a su dios, pues al montar a caballo era como si hicieran el amor entre sus piernas. Evidentemente el joven acaba en la consulta de un psiquiatra. Al finalizar la película, la profesora nos preguntó si había algo malo en la conducta del chaval y qué creíamos que era, o de lo contrario si nos identificábamos con él. Dijimos que estaba loco, que había perdido la razón por completo, que así no podía vivir en sociedad y que la culpa era del psiquiatra que no había hecho bien su trabajo...uno de mis compañeros, tripetidor, de larga melena y corta lengua dijo: Deberían haber castrado a tiempo a esos padres.

No se porqué pero cuando comencé a leer la novela de María José Moreno pensé en esa película y en Jaume Serra, mi melenudo compañero. Aquella frase suya se me quedó muy grabada en mi mente, tanto que años después, tras estudiar Educación Infantil y trabajar por primera vez con niños, cada vez que el comportamiento de alguno de ellos se escapaba de lo comprensible y alguien acababa denominándoles "raritos", yo recordaba la película y la sentencia de aquel alumno; rara vez me equivoqué, tras todo comportamiento inusual, estaba la acción paterna. Claro, que nunca tuve que enfrentarme con ninguna situación "maléfica" y todo comportamiento extraño o disfuncional pudo ser solucionado con trabajo, colaboración e interés...que yo sepa. Eran solo unos niños, pero ¿Y si hice algo mal, sino supe ver más allá y ahora, de adultos, alguno de ellos no pudo superarlo? Siempre los adultos creando más adultos ¿De verdad sabemos hacerlo?.
Lo que más me atrajo de El poder de la sombra, es la aparente facilidad con la que la mente bloquea aquello que la daña, cómo creamos barreras y resortes tras los cuales encerramos o liberamos los recuerdos; de igual manera que encerramos en lo más profundo lo que nos hace daño, se acciona el botón para que la acorazada y pesada puerta que alberga nuestra caja de Pandora, se abra y poco a poco vaya dejando escapar lo que tanto y tanto nos ha costado retener y esconder. Bueno, he de ser sincera, o mejor dicho, concreta. Lo que me ha atraído ha sido la manera en la que la autora nos lo cuenta, cómo ha sido capaz de crear un thriller psicológico de tal envergadura que logra meternos poco a poco y hasta el mismo centro del problema, poniéndonos y exponiéndonos pruebas y descubrimientos como si estuviéramos formando parte física de la trama; imposible no sentir en nuestra piel lo que se nos va revelando según avanzamos en la historia, en mi caso, he de decir que más de una vez me levanté del sillón nerviosa con el libro en las manos, leyendo a la par que daba vueltas por el salón y de nuevo me volvía a sentar. 
Pero claro, es que no estamos solo ante la segunda parte de una trilogía, lo que hace que la autora -en este caso- haya logrado dar un paso más hacia adelante respecto a su novela anterior, un progreso no solo en la forma, sino en el fondo; María José Moreno, ha evolucionado en el tratamiento de las emociones de los personajes, y esta segunda novela se convierte en un despliegue narrativo de diálogos trepidantes y sin titubeos, no hay palabras de más, de sobra, hay acción, acción, acción. Y es que como decía unas líneas más arriba, no se trata solo de haber perfeccionado su condición literaria, es que la autora da todo de si como profesional de la psiquiatría y nos adentra en los oscuros recovecos de la mente humana como el que anda por su casa, de manera natural, sencilla y clara. 

El poder de la sombra es una novela negra con una carga emocional y psicológica brutal, vertiginosa, turbadora, como solo una mujer sabe escribir; no se me alarmen los varones escritores ni se me tache de machista, pero hay que reconocer las cosas como son. Una mujer tiene una emotividad y una perceptibilidad especiales para adentrarse en los laberintos de la mente, creo que es la empatía la que principalmente juega a nuestro favor, confiriendo a la escritora de novela negra un punto de vista que va más allá de lo que se ve, se siente o se supone: lo que se exhala de un personaje. 

Tras La caricia de Tánatos y El poder de la sombra, este año septiembre está tardando demasiado en llegar, ya somos muchos los que estamos deseando leer La Fuerza de Eros; aunque saber que pronto estará completa La Trilogía del Mal, me hace sentirme en una montaña rusa emocional...¿Y después qué va a ser de nosotros, los Maléficos?



                                ¿El Mal no existe, estimado Lovecraft?



EL PODER DE LA SOMBRA
María José Moreno

ISBN: 978-84-16508-38-5



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Una Reseña de Yolanda T. Villar

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