jueves, 26 de febrero de 2015

ENTREVISTA CON...Violeta Lago

Violeta Lago


Me encanta trotar por mi ciudad ¿Cuántas veces he podido decirlo ya? pues da igual cuantas sean, porque no me cansaré de repetirlo jamás, como no me canso de recorrer sus calles, ver y esquivar a sus gentes, curiosear cerca de ellos y al mismo tiempo observar desde lejos para no ser descubierto; es una necesidad la que todo urbanita tiene, de mezclarse con la gente que le rodea al mismo tiempo que intenta pasar desapercibido, pues hay un momento para cada cosa, y por fortuna, una ciudad como esta, tiene un lugar para cada uno de esos momentos. Es lo que pasa con las pequeñas-grandes ciudades, que sin ser urbes colosales, te permiten tener lo mejor de la Cosmópolis al alcance de la mano y convertirte en una nebulosa semitransparente, casi fantasmal, y fundirte con la ciudad sin que nadie o muy pocos sean conscientes de tu presencia.

Sin embargo, estamos rodeados de grandes historias, aquí, dónde parece que nunca pase nada, ocurren mil aventuras diarias, solo hay que permanecer atentos y saber mirar y escuchar con ojos y oídos de gato;  el chico  tímido de tu oficina, aquel que pasa desapercibido y a penas articula una palabra delante de ti, puede llevar una doble vida, oficinista de día, artista de cabaret de noche ¿Y ese vecino huraño, no podría ser un traficante de armas, escondido tras la identidad de un vecino antipático y solitario? Tal vez la chica que se sienta junto a ti en el bus todos los días, con la nariz pegada a un libro o a unos documentos, en realidad esté viviendo una historia de amor, una de esas grandes historias de película; un buen día deja de coger el bus dónde siempre y a la hora de siempre, dejas de verla durante semanas y de repente, un día, asomado a la ventanilla ves pasar un descapotable de infarto y dentro, con el pelo suelto y unas gafas de sol de diseño, la chica tímida y empollona que se sentaba a tu lado todos los días…por imaginar cosas ¿ Y si un Gato blanquinegro que te mira de soslayo desde lo alto de una tapia, en realidad estuviera observando lo que haces para luego, escribir sobre ti? algunos pensarán que es demasiado imaginar, pero, en una gran ciudad y en la vida misma, todo puedo ocurrir a tu alrededor, todo.
No solo hay que saber mirar y escuchar en busca de una gran historia, también hay que saber contarla, de no hacerlo así, no dejará de ser una historia cotidiana más…

Una mujer morena de pelo rizado,  grandes ojos castaños y discreta sonrisa, como dibujada por el pincel de un pintor impresionista, pero con el carácter y la profundidad en la mirada de las mujeres de Julio Romero de Torres, habla de una de esas historias que pasan a nuestro alrededor. Ha sabido observar, escuchar y sobre todo, ha sabido contarla. Frente a ella, una mujer pelirroja, pecosa y de piel clara, como sacada de un cartel art decó que diría ella, como Ana de las Tejas Verdes que diríamos cualquiera. Ambas charlan, a veces más pausadamente, otras con énfasis, sonríen, ríen, callan, escucha una, habla la otra, y vuelta a empezar. Ellas mismas ya son una buena historia que contar, pero ahora prefiero escucharlas y como siempre, observar sin ser visto…



1)Cuesta creer que esta novela sea su Ópera Prima, Violeta. Tiene un estilo narrativo impecable y la trama está tejida y desarrollada con maestría, trabajo duro y talento a parte ¿Dónde ha “ensayado” usted antes de lanzarse a la piscina? ¿Un escritor nace o se hace a golpe de relatos cortos?

Bueno, lo que entendéis por “ensayar” lo llevo haciendo toda la vida. Creo que desde que aprendí a escribir y fui capaz de hilvanar una historia, he estado llenando cientos de cuadernos con todas las ideas que poblaban mi imaginación, siempre desbordada. El hecho de escribir para mí siempre ha sido una válvula de escape, recorrer otros parajes, vivir otras vidas… y con la certeza de que me van a gustar, porque para eso los he inventado a mi medida.
Respecto a si un escritor nace o se hace… creo que es un poco de todo. Hay que  nacer con el alma de escritor para que a uno le apetezca ponerse a contar historias sobre un papel. Con esa base ya llevamos mucho avanzado, que son las ganas y el espíritu. A partir de ahí, no queda más remedio que practicar.
Como dato anecdótico, os contaré que en el colegio, cada vez que me tocaba leer las redacciones, el resto de la clase protestaba porque decían que las mías eran interminables…

2) Hay quien piensa que un escritor se forja a golpe de escribir, leer y tener ese don especial que te permite transmitir lo que hay en tu cabeza. Los más piensan que es necesario un aprendizaje previo en un taller de escritura, para pulir defectos y adquirir buenas costumbres, no son pocos los que ven en los certámenes y concursos literarios no solo una forma de adquirir práctica escribiendo, sino de darse a conocer. Y por supuesto los que piensan todo lo contrario. Pero usted, Violeta ¿Qué opina de todo esto?

No seré yo quien cuestione la utilidad de los talleres de escritura, pero yo nunca he asistido a ninguno y, de momento, no tengo intención de hacerlo. Pienso que cada persona debe buscar su propio estilo, y para ello tiene que leer mucho y escribir más. Es cierto que a veces adquirimos “vicios” en la escritura, hábitos que nos llevan a cometer siempre los mismos errores. Pero si alguien, simplemente un amigo, nos señala esos errores, podemos evitarlos en el futuro. Por eso yo tengo mis lectores “beta”, que son los que me han ido señalando esos defectos y han conseguido que mi novela sea como es.
Por supuesto, los concursos literarios son una manera de auto exigirse una calidad en la escritura, y también una forma de darse a conocer, una plataforma de despegue. Pero no son la panacea universal… Ni por el hecho de ganar un concurso vas a subir de inmediato al estrellato del mundo literario, ni la novela que gana es siempre la de mayor calidad. Y sé que es meterme en polémica, pero lo sucedido en los últimos certámenes del mayor premio literario español a mi me han dado mucho en qué pensar a ese respecto.

3) Estamos en un momento difícil para la cultura en general, pero lo estamos sufriendo mucho los escritores en el tema publicación ¿Cree que es difícil hoy en día que una editorial confíe en un escritor novel? ¿Y si es escritora, lo tiene más difícil tal vez la mujer en este mundillo?

Tal y como está la situación actual, para una editorial es muy difícil confiar hasta en los autores ya conocidos, salvo que tengan un gran renombre. A la hora de empezar yo creo que es mejor tratar con las editoriales pequeñas que andan a la caza de nuevos valores, porque lo normal es que una gran editorial ni siquiera se tome la molestia de leer el manuscrito que le enviemos. Los escritores noveles, independientemente de que seamos hombres o mujeres, tenemos muchos problemas para que alguien crea en nuestra obra, y desde luego que yo estoy más que agradecida a Divalentis, y a Sergio Guinot, mi editor, por haber depositado su confianza en mí y en mi novela.

4) Una pregunta inevitable para mi, tras leer su novela, Violeta  ¿Qué hace una madrileña como usted, escribiendo una novela en una Valencia como esta? entiéndame, yo encantada como valenciana, pues hasta hace poco excepto Blasco Ibáñez, pocos escritores se sentían atraídos por esta ciudad como lienzo para sus historias. Madrid y Barcelona siempre se han llevado la palma como escenario para una novela ¿Porqué Valencia?

Bueno, en un principio la novela estaba ambientada “en ningún sitio”. Todos los escenarios eran imaginarios y, tal y como me hicieron ver mis amigas, aquello creaba un poco de incertidumbre y confusión a la hora de ubicarse en el espacio. Como el mar era imprescindible en la trama, estuve buscando por el litoral español una ciudad costera que fuera lo suficientemente cosmopolita como para albergar edificios importantes y grandes empresas, y que a la vez tuviera ese encanto que mantienen las urbes que no están excesivamente pobladas.
El clima y el litoral valenciano me fascinan, a pesar de que uno de los elementos de la novela, la cala, me la tuve que inventar. Y luego ese olor a jazmín que tiene la ciudad de Valencia en primavera hace que uno se enamore de ella, y fue el detonante que marcó la decisión de utilizar Valencia como escenario.

5) ¿Cómo nació Mireya y la novela de la que es protagonista? ¿Fue primero la chica y luego la historia, o había una historia que contar y para ello nació Mireya?

Mireya nació a partir de la primera frase del libro. Un día se me ocurrió y la escribí en un papel. Y decidí que eso podía ser el principio de una buena historia. El primer personaje que surgió fue ella, y desde ese punto fueron apareciendo los demás
.
6) Su novela, Violeta, es totalmente visual, las descripciones de la ciudad de Valencia, los personajes, desde su físico hasta su estado de ánimo, la historia en sí  está plagada de acción, emoción, comedia, drama ¿La ha imaginado en el cine? ¿Le gustaría que su historia acabara en la pantalla grande algún día, o estaba concebida para ser libro y libro se quedará? Si de usted dependiera ¿Qué le gustaría?

¿A qué escritor no le gustaría ver su novela llevada al cine? Si yo tuviera esa oportunidad, por supuesto que aceptaría encantada, e incluso me ofrecería voluntaria para hacer el guión y colaborar en la dirección. Pero mucho me temo que se quedará en papel… y las imágenes estarán solo en la fantasía de todos los que la lean.

7) ¿En que o quién se inspira para escribir, dónde está su musa? En concreto para esta novela ¿Se inspiró en personas reales, o los personajes fueron poco a poco adquiriendo su propia personalidad?

Me gustaría decir que los personajes los he creado yo, y que la novela la he escrito yo, pero no sería del todo cierto. Todos ellos han decidido cómo quieren ser, y han elegido su propia trayectoria así que, en realidad, la novela la han escrito ellos. Ninguno de los personajes que salen tiene un alter ego en la vida real, aunque es inevitable que algunas peculiaridades las haya cogido de personas de mi entorno. Quien más características tiene de una persona es Mireya. Como he dicho siempre, yo escribo desde el corazón, y no conozco la forma de impedir que un trocito de mí se quede en cada uno de mis personajes.

8) ¿Quién o qué obra fueron el detonante que le empujaron a escribir un buen día, intentando tal vez, en un principio, emular a su escritor o libro favorito? 

El Principito supuso un antes y un después en mi forma de ver la literatura. Ese libro tan profundo escondido tras un cuento infantil, esa profundidad de pensamientos… Creo que el día que comprendí esa obra fue el día que decidí que quería ser escritora. El miedo y la vergüenza hicieron que, durante mucho tiempo, escribiera solo para mí, pero mi gran amiga Chus Nevado se empeñó en que tenía que darlo a conocer… y aquí estoy.

9) Ya hemos comentado que su novela no es una novela romántica al uso, la acción y el drama también forman parte de ella ¿Piensa usted, cuando escribe, cuando en concreto escribía esta su primera novela, que tendría una etiqueta? Hace poco un escritor me dijo que las etiquetas se la ponen los demás, nunca el autor ¿Cómo ve usted y cómo definiría su novela?

Yo no soy en absoluto partidaria de las etiquetas. Es más, soy de las que piensan que sin etiquetas un libro es eso: un libro. ¿Por qué tanto empeño en ponerle géneros o colores? Muchas veces dejamos de leer algo interesante por el mero hecho de que la etiqueta que le han puesto no nos llama la atención. Yo nunca he escrito pensando en etiquetar mi novela, pero es cierto que a mi me gustan las novelas de amor con finales felices, y esto es lo que viene definido como “novela romántica”.
Yo creo que “Tú, mi mejor elección” es un libro pensado y escrito para que la gente pase un rato agradable, que se evada de la realidad, y que termine con una sonrisa en la boca. Nada más.

10) Una pregunta de estas que de vez en cuando hace este Gato Trotero  ¿Qué tipo de novela no escribiría nunca? ¿Y cuál le gustaría escribir y por alguna razón, no lo haría nunca? Tal vez no existan ni la una ni la otra.

Nunca escribiría novelas de terror por la simple razón de que el terror no me gusta ni en literatura, ni en el cine. Respeto a quien le guste, pero yo soy la mujer más miedosa que pisa la faz de la Tierra, y para pasar un mal rato prefiero no leerlo… ¡y menos escribirlo!
Y me gustaría mucho, muchísimo, escribir novela negra. Pero soy un desastre tanto a la hora de plantear una trama de suspense, como de camuflar a un asesino sin que se adivine quién es en la primera página.

11) A parte de Valencia ¿Qué otra ciudad o país le gustaría reflejar en su próxima  o próximas novelas? Nosotros somos muy troteros ¿Y a usted Violeta, le gusta viajar? ¿Viajes y escritura van de la mano? Jane Austen nunca salió fuera de su región y nos dejó un maravilloso legado…

Bueno… Tengo algo en mente que empieza en Oriente, pero acaba volviendo de nuevo aquí, a España. Y hay más sitios por ahí que una tiene en la cartuchera para futuros trabajos: Estados Unidos, China, una isla desierta… El problema a la hora de documentarse para localizaciones lejanas es que hay que hacerlo a través de Internet, porque el presupuesto no da más de sí.
Me encanta viajar, pero de verdad que si pudiera pedir un poder sobrenatural, creo que querría poder tele transportarme. No me importa lo largo que sea el viaje, ni si tengo que ir en barco, avión o coche… ¡pero odio hacer y deshacer maletas!
Respondiendo a la última parte, no sé si viajes y escritura van de la mano, pero es cierto que el  hecho de explorar territorios desconocidos nos ofrece una enorme variedad de emociones nuevas que siempre se pueden utilizar en las novelas. Un olor nuevo, un tacto nuevo, un nuevo sabor… esas sensaciones que solo se experimentan la primera vez dan mucho margen a la hora de dar sensibilidad y hacer creíbles nuestros personajes.

12) Aunque acaba de publicar su primera novela ¿Ya ruge la marabunta por su mente, Violeta? ¿Qué hay de nuevo en su horizonte?

¡Uy! No había terminado casi la primera y ya tenía anotaciones para otro montón de ellas. Esto es como destapar la caja de Pandora. Una vez que me he decidido a empezar y a darme a conocer, ya no hay quien me pare.
Tengo una novela empezada a la que todavía le falta mucho, y tenía en mente escribir la novela de uno de los secundarios de “Tú, mi mejor elección” cuando acabara con ella. Pero a la vista de los mensajes que me está dejando la gente que se ha leído esta novela, creo que la historia de Víctor ha adquirido prioridad y espero ponerme con ella en cuanto consiga que se me pase la euforia por la publicación y las críticas recibidas.

Muchas gracias por todo Violeta, ha sido un placer, y le deseo un merecido éxito.

El placer ha sido mío, sin duda. Muchas gracias a El Gato Trotero por la confianza que habéis depositado en mí, una escritora novel y completamente desconocida. Espero no defraudaros.



Algo me dice, a través de mi instinto gatuno, y una novela que acabo de leer, que la mujer morena de pelo rizado, no defraudará. Ahora, tengo que seguir con mi discreto trotar por estas calles cargadas de historia, de esta mi Ciudad; quien sabe si la próxima historia a contar, sea la de un gato blanquinegro, al que le gusta ver, escuchar, y trotar.



Una entrevista de Yolanda T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

martes, 24 de febrero de 2015

ENTRE LA LLUVIA de Alberto Pasamontes






"Lluvia y muerte
llevense mis penas
Lluvia y muerte
cortenme las venas
Lluvia y muerte
llevenme al infierno
Lluvia y muerte
Llevense lo eterno"

(Fragmento de LLuvia y Muerte de AntitoC)





     Siempre he creído fielmente en los Hados del Destino, y aunque a estos les guste  jugar contigo al poli bueno, poli malo ya sean favorables o desfavorables, uno no se puede tomar a risa lo que sus caprichosas divinidades te tienen preparado. Si algo tiene ser poseedor de siete vidas, es que aprendes que por más que te empeñes en ser el Dueño de tu propio destino, solo se trata de una ilusión, un espejismo, porque algo muy por encima de ti, guarda un As bajo la manga y como una simple marioneta, cuando crees haber escapado del Ojo que todo lo ve, este clava su mirada en ti y entonces sí, date por sentenciado, diciendo eso de ¡Me ha mirado un tuerto!
     Hay quien piensa que son simples casualidades, que la inteligencia humana y el pensamiento científico están detrás de todas esas resoluciones, pero ¿De verdad que el ser humano (y algún gato blanquinegro) está por encima de estos designios y puede actuar con Libre Albedrío? ¿Puede el Hombre hacer y deshacer a su antojo, y por ende, tener en su mano la vida y muerte de otras personas? ¿Es que para las víctimas no existe el Libre Albedrío, solo para los verdugos? No creo que la diosa Moira estuviese de acuerdo con esto, pues si cada cual puede decidir sobre su vida y la del  vecino ¿En qué lugar queda esa libertad de decisión y actuación? ¿Acaso es selectiva? lo que yo decía, si elige a unos sí y a otros no, es que es tan solo una ilusión pasajera, aunque dure mil años…nada en esta vida pasa porque sí, pues si la Rueda de la Fortuna nos hace girar y girar, el Juicio Final detiene ese rodar.
     Los hombres de Fe dicen al respecto que los hombres proponen y  Dios dispone, pero este Gato prefiere verlo de esta otra manera:


Si el Destino es caprichoso, el Karma es implacable.



ENTRE LA LLUVIA de Alberto Pasamontes


     Tengo que empezar diciendo que comencé la novela de Pasamontes con expectación, y es que no puedo negarlo y de hecho no lo hago, si no todo lo contrario, pues he declarado muchas veces mi pasión por la novela negra. Rectifico, o mejor dicho, puntualizo. La buena novela negra. Por mis manos pasan muchas novelas, de diferentes géneros, en parte por mi trabajo  yo lo llamo Trabahobby y en parte porque soy una auténtica “lletraferida”; de hecho estoy convencida que el día que deje de leer , al igual que le pasó a Alonso Quijano al recobrar la cordura, moriré. Aunque sea una muerte no física, lo cual creo que aún será peor incluso. Y entre tanto trasiego de letras, me encuentro con todo tipo de libros, catalogados ya sea por las editoriales o por los propios autores, dentro de un género concreto, siempre el que tanto unos como otros creen que la obra merece.
     Pues es sorprendente para los que leemos dichas obras, lo que en el 75% de los casos no tiene nada que ver con lo que se espera de una novela, normalmente porque la etiqueta con la que ha sido asignada, ni se le parece a lo que estamos leyendo. Y empezando por ahí, y siguiendo con la novela en sí, la capacidad de decepción que causan en nosotros supera incluso a lo imaginado. Pérdida de tiempo la mayor parte de las veces por ambas partes, escritores y lectores, aunque uno de los dos,  nunca se dé por aludido ni quiera reconocerlo abiertamente. En el caso de la novela negra, la cual llevo leyendo y visionando en el cine, desde que tengo uso de razón, la decepción puede llegar a ser absolutamente deprimente.
    Pero algo pasó desde el principio con Entre la Lluvia de Alberto Pasamontes , que me atrajo  mucho antes de comenzar a leerla. Había leído y oído algo sobre ella, aunque reconozco que no mucho, pues no me gusta empaparme y por consiguiente, verme influenciada, de opiniones y otras reseñas, aunque conocer la impresión que una novela causa en otras personas nunca está de más; pero no fue hasta tenerla en mis manos cuando sentí que aquella novela era distintas a otras muchas leídas anteriormente, comenzó aquella sensación con la lectura de la sinopsis y se acrecentó tras leer el primer capítulo, y de que me di cuenta, mi expectación se había convertido en auténtica excitación.  Pocas veces se presentan en una novela, casi desde el principio, unos personajes tan bien perfilados que por sí mismos parece que vayan escribiendo la historia, sin necesidad de un escritor detrás, y eso no solo es tarea complicada y dificilísima de conseguir, es a mi entender, parte primordial en el éxito de una novela. Realismo.

     Con unos personajes nada estereotipados, en el que pocos son lo que aparentan ser, y movidos no solo por las circunstancias que a cada uno le ha tocado vivir, sino por la influencia que otras  personas ejercen o han ejercido en ellos, convirtiendo la vida de cada cual, en capítulos  dentro de otras vidas con tan solo haber cruzado sus caminos en algún momento dado de su existencia. Lo que el Destino nos tiene reservado está sujeto a su propio capricho, pero de igual manera, todo acto que realizamos está a su vez sujeto a premio o castigo, aunque para que paguen los verdugos, se necesiten demasiadas víctimas; y Pasamontes nos lo muestra inexorable en su novela, cada uno tiene lo que se merece, aunque demasiadas veces hayan pagado justos por pecadores.
     Personajes bien estructurados, una trama tan bien creada y desarrollada, en dónde la intriga y las sorpresas van “in crescendo” hasta convertirse en un cosquilleo punzante en el estómago, ese baremo que indica que estamos ante una más que buena novela, y por si me cabía alguna duda ya a estas alturas de la lectura, Alberto Pasamontes me lo pone en bandeja, no dejando ya lugar, para la duda: el final. Una historia tan bien ligada que el final se torna climax de una pasión lector-novela sin parangón. Perfecto, justo en su extensión, todos los cabos bien atados, nada queda en el tintero, tras un pico rozando la hipertensión la resolución  perfecta. Y es que si en toda historia el final es lo más complicado y lo que puede dar al traste con una novela, hasta ese momento ideal,  en el género negro además,  la convertiría en una simple novela de policías y ladrones, lo que en televisión algunos denominan “telefilme”.  Entre la lluvia, en la pantalla grande, sería sin duda un futuro Clásico del  Cine negro.

El inspector Goyo Barral y su equipo se enfrentan al  brutal asesinato de una prostituta, en donde ni ella es lo que parece ser, ni tampoco lo son las circunstancias y personas que la rodean; una trama que va desde el asesinato de Sonia García, pasando por las confabulaciones de una empresa armamentística, los secretos de la OTAN, o los tejemanejes del CNI, a los problemas del día a día de sus protagonistas, factores que todos juntos hacen de la novela un decálogo de la vida cotidiana, aunque para la gran mayoría de los mortales, nos pasen inadvertidos.


 Una vida oculta en la trastienda de cada cual, como las miserias humanas se esconden tras la incesante lluvia invernal.

Y esperando ver pronto de nuevo, a Barral y su equipo en acción. Por el bien de la novela negra. Por el bien de la novela en general.






ENTRE LA LLUVIA

Alberto Pasamontes

Ediciones Beta III Milenio

ISBN: 978-84-15495-42-0









Una reseña de Yolanda T. Villar

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

jueves, 19 de febrero de 2015

ENTREVISTA CON... Eva María Medina







¿Te acuerdas de la vida, la otra vida
de pasos espantados, de los huesos
de aquel ciprés creciendo con nosotros?
¡Cuán niños en la niebla de otros reinos!
Volver a aquella edad, reír a costa
de nuestro susto en tantos cementerios.
Hallar morada en boca de aquel lobo,
que aquella nana de imposibles cuentos,
para dormir, a veces, nos contaba.
Las flores de los vivos y los muertos
en mis costillas crecen. Al rugir
el árbol del adiós, con sus pañuelos,
el último paseo me propongo.
Yo sudo. Llena estoy de rojo duelo.
La luz del pueblo apaga los crepúsculos
y por sus puertas entra el universo.

(La Otra Vida, de Delfina Acosta)



GATO TROTERO;  Bienvenida al Gato Trotero Eva María, ya tenía ganas de sentarme tranquilamente a hablar con usted, y es que desde que he leído su novela me apetecía mucho un rato a solas las dos, tengo mil preguntas rondando por mi cabeza; pero antes quiero darle la enhorabuena por esta su Ópera Prima, es realmente impresionante. Con impresionante me refiero a muchas cosas, pero si le parece para comenzar por el principio debo preguntarle por el tema de la misma. La Esquizofrenia. No es un tema habitual, y pocas veces es llevado con maestría pues son muchos los estereotipos en los que se cae al tratar esta enfermedad, y los personajes de muchas novelas acaban convertidos en bufones. Y no es justo, sobre todo para aquellos que padecen este trastorno. ¿Por qué este tema para su primera novela, no le pareció en algún momento que era demasiado arriesgado darse a conocer tratando este asunto?

EVA MEDINA:Es un placer contestar a tus preguntas, Yolanda, agradezco el entusiasmo con el que has leído mi libro. ¿Por qué la locura como tema para mi primera novela? No recuerdo dónde leí que los temas, las historias eligen al autor, y no al contrario. En la escritura el inconsciente juega un papel relevante, llevándonos por caminos que nunca pensaríamos que transitaríamos. A mí este tema siempre me había interesado, muchos de mis relatos —como «Tan frágil como una hormiga seca» y «Ser el otro»— comparten esta misma obsesión. A medida que fui adentrándome en el proyecto, advertí que a la dificultad de aprender a escribir una novela se añadía la complejidad de narrar desde una mente perturbada en primera persona e intentar hacerlo verosímil. Sí, me di cuenta de la «locura» que estaba haciendo, pero mi carácter obsesivo y luchador no me permitió desistir.


 Permítame que siga con las acepciones de la palabra Impresionante cuando hablo de su novela. Impresiona y mucho una Licenciada en Filología Inglesa, que demuestra tener unos conocimientos tan exhaustivos sobre la Esquizofrenia ¿Años de estudio, curiosidad, tal vez una profesión frustrada? Espero que no, o al menos la pueda compaginar con la escritura, pues ahora que la hemos descubierto no la vamos a dejar marchar así como así, pero ¿Qué la llevó a dar el salto y estrenarse como novelista tratando un tema tan peliagudo y complicado?

      Quizá las tres cosas, curiosidad, años de estudio, y tal vez, una profesión frustrada, quién sabe. El salto me lo llevó a dar mi propio interés por el tema. La locura siempre me ha interesado, preocupándome esa línea tan fina que existe entre cordura y locura, lo fácil que es traspasarla y verse al otro lado. Me inquieta el sufrimiento de los enfermos mentales, el rechazo social, lo difícil que es la convivencia con ellos, el ostracismo al que la propia enfermedad y la sociedad los retrae, la frustración del que quiere ayudar y no sabe cómo… Quería ponerme en la piel de un esquizofrénico, hacerme las preguntas desde dentro del personaje, y contestarlas, o intentar hacerlo, dejando puertas abiertas para que el lector libremente las cruzase.


 E impresionante es la manera en la que ha tratado el tema, sobre todo al hacerlo palpable en la figura del protagonista de Relojes Muertos, Gonzalo Márquez; primero por elegir a un hombre como personaje principal, el lector casi siempre tiene la idea de que una escritora se mueve mejor entre personajes femeninos y un escritor entre masculinos, por regla general. Pero luego hay casos como este suyo, una mujer con un dominio absoluto del personaje masculino que lleva el peso de la novela ¿Fue casual, surgió sin más o la elección de Gonzalo como protagonista fue premeditada? ¿Qué fue antes, el personaje o la idea de la novela? Un autor me comentó hace poco que no puede escribir una historia si no tiene claro quién la va a protagonizar ¿Es su caso o por el contrario la historia es la que hace al personaje?

     No creo que haya nada casual en la escritura, elegí a un hombre como personaje principal porque me interesa investigar aquello que no soy. La escritura tiene mucho que ver con la interpretación, un oficio que siempre he admirado. Quizá esta profesión frustrada me llevó a la escritura como vehículo para meterme en la piel de distintos personajes. En Un cuarto propio Virginia Woolf considera que para que el arte de la creación pueda plasmarse con plenitud, la mente del escritor debe ser andrógina, y no puedo estar más de acuerdo con ella cuando escribe:
«Quizá Coleridge se refería a esto cuando dijo que las grandes mentes son andróginas. Cuando se efectúa esta fusión es cuando la mente queda fertilizada por completo y utiliza todas sus facultades. Quizás una mente puramente masculina no pueda crear, pensé, ni tampoco una mente puramente femenina. Pero convenía averiguar qué entendía uno por “hombre con algo de mujer” y por “mujer con algo de hombre” hojeando un par de libros. (...) Coleridge quiso decir quizá que la mente andrógina es sonora y porosa; que transmite la emoción sin obstáculos; que es creadora por naturaleza, incandescente e indivisa».
Respecto a tu última pregunta, ¿es la historia la que hace al personaje, o el personaje a la historia?, considero que son los personajes los que hacen la historia, los que dirigen la trama creando una atmósfera concreta, y el lector, cuando se identifica con ellos, vive esa ficción que el escritor ha creado.


  Su novela no deja indiferente al lector. Imposible. Como lectora he pasado por diferentes estados al leerla, y eso me parece un punto a su favor, pues una historia plana que no es capaz de despertar en quien la lee ningún o casi ningún estado emocional, está avocada a un estrepitoso fracaso, que en el caso de una novela es cerrarla y dejarla sin acabar. Con Relojes muertos eso es impensable, le cuento lo que me ha pasado con ella. Empecé algo escéptica, no sabía muy bien a qué atenerme tras leer el maravilloso prólogo de Juan Manuel de Prada. Y entonces no puedo dejar de preguntarle a usted Eva María ¿Fue usted la primera sorprendida por la visión del gran Prada de su novela, lo esperaba tal vez?

      Cuando Noemí Trujillo, editora de Playa de Ákaba, me comunicó que me publicarían la novela, le pedí a Juan Manuel de Prada —quien ya la había leído y le había gustado mucho, comentándome que la inmersión que hacía en los laberintos de la locura era en verdad prodigiosa, y que había creado un personaje memorable de verdad— que me
escribiese el prólogo. No solo aceptó sino que además me escribió un magnífico prólogo (poético, profundo, inteligente) mostrando gran entusiasmo y cariño, haciendo una disección de los personajes más relevantes, de la atmósfera de la novela y su significado ulterior.
La verdad es que me sorprendió mucho —si me lo hubieran contado años atrás no lo hubiese creído— que un gran escritor como Juan Manuel de Prada escribiese ese prólogo tan generoso a mi primera novela. Me siento muy afortunada.


 Tras el escepticismo llegó la curiosidad pura y dura. Los primeros capítulos eran un cúmulo de preguntas, de dudas, de confusión incluso ¿En qué plano me estoy moviendo, quiero decir, se mueve Gonzalo? Y creo que ese fue el detonante para ya no poder dejar de leer. La empatía con el personaje, sentir lo que sentía, comprenderle cada vez mejor, o al menos intentarlo, querer ponerse en su pellejo…Esto es maestría en la escritura, conseguir que el lector se vea atrapado por la historia y forme parte de ella ¿Cómo se consigue, Eva María, meterse en la piel de un personaje tan complejo y lograr que parezca una persona normal y corriente? ¿El lenguaje, la sencillez y normalidad con la que se trata el tema, el dejarse llevar? ¿Cómo logró esa simbiosis?

     Cuando le preguntaron a William Faulkner cómo se llegaba a ser un buen novelista afirmó: «99% de talento, 99% disciplina, 99% trabajo. Nunca debe estar satisfecho con lo que hace. No preocuparse en ser mejor que sus contemporáneos o sus predecesores. Debe tratar de ser mejor que usted mismo». Yo no podría expresarlo mejor.


 Y llegamos al Vértigo total. Una auténtica locura. Dejar de leer imposible, sentirse incluso mareada con la sucesión vertiginosa de los hechos, no querer saber el final aún pero necesitara saber como acaba todo ¿El volvernos a todos un poco locos formaba parte de la historia, o acaso se trataba de una estrategia de marketing? (risas) Que bien llevada en todo momento la historia Eva María, de principio a fin, que bien llevada.

     El escritor tiene que intentar que el lector recorra la novela identificándose con los personajes. En Relojes muertos el narrador es Gonzalo, un esquizofrénico que nos cuenta su historia en primera persona, por lo que ese vértigo es inevitable.

En un mundo como este en el que nos ha tocado vivir ¿Hemos de estar un poco locos para poder sobrellevar los envites de esta azarosa vida nuestra? ¿Somos capaces, en pleno siglo XXI de dejar de lado los prejuicios sobre los trastornos emocionales, psicológicos, o siguen dándonos tanto miedo como hace siglos?

     Quizá la línea que separa cordura y locura no esté tan bien delimitada, y haya ciertas filtraciones. Aunque considero que la sociedad es consciente de su realidad, veo difícil que se resuelvan las situaciones marginales y de exclusión social, ya que parten del propio individuo; muchas veces por egoísmo, y otras por miedo a lo que desconocemos, por no saber cómo ayudar.
El psiquiatra y ensayista Fernando Colina nos explica en su libro Sobre la locura:
«La locura amedrenta, provoca temor. Esto es un hecho incuestionable. Probablemente suceda porque encarna lo otro, lo diferente. También porque los psicóticos representan lo imprevisible y desconocido. Nos acercamos a hablarles sin saber bien cómo son por dentro ni qué lógica gobierna su comportamiento o guía sus decisiones. (…) Los locos se convierten fácilmente en un peligro porque nos confrontan con las raíces de nuestra debilidad. Nos recuerdan el desamparo que acompaña a la infancia, el desvalimiento absoluto en que nacemos y el peligro que encarna el otro en todas las circunstancias. La asunción de la soledad y del enemigo se hace más viva que nunca cuando escuchamos a un psicótico.»


 Relojes muertos. Un tiempo parado que no puede conducir a futuro alguno…¿Qué nos asusta más, en su caso Eva María, que da más vértigo, el pasado o el futuro? ¿Dónde queda el presente entonces?

     A mí me asusta más el porvenir, porque el pasado —si no ha sido tan desgarrador que te deje anclado en ese tiempo— puedes, en la medida de lo posible, lidiar con él. El futuro genera mucha ansiedad, lo mejor es vivir el presente, porque además es lo único que tenemos, pero cuesta tanto y es tan efímero…

 Antes de sorprendernos con esta novela, ya lo hizo anteriormente con varios libros de relatos, ya siendo autora única o coautora ¿Es una escuela en si para una novelista, el forjarse anteriormente en cuentos?

     Yo creo que depende de cada autor, hay escritores que solo escriben relatos, otros empiezan escribiendo cuentos y luego novelas. Quizá sea más fácil comenzar a escribir relatos por ser un género más breve, e ir adquiriendo un dominio mayor del material narrativo (el ritmo, la construcción de escenas, caracterización de personajes, la atmósfera, el tono…), pero sin olvidar las diferencias entre estos dos géneros literarios. Mientras que el cuento actúa por condensación, la novela procede por acumulación. El rasgo principal del relato es la intensidad. La novela acepta digresiones y estas pueden ser su sustancia. Una novela admite la creación de atmósferas muy diversas, no así el cuento que debe tener su propia atmósfera.


 También ha obtenido diferentes premios literarios. Hay quien piensa que hoy en día estos ya no son lo que eran, quien dice incluso que sirven de poco o muy poco —yo particularmente creo y confío en ellos, pese a quien pese— que hay mucha paja entre el grano o sencillamente, que se los reparten entre unos cuantos. ¿Qué opinión tiene usted al respecto? ¿Cambiaría algo, de poder hacerlo?

     No confío mucho en los premios literarios, en la mayoría de los casos estos están pactados de antemano, con muy pocas excepciones. Y si hablamos de los premios más prestigiosos, las posibilidades de ganarlos son mínimas. Claro que cambiaría esto, si pudiera, pero soy bastante escéptica al respecto.

 Cuando imaginaba con ser escritora, si es que lo imaginó alguna vez, ¿esperaba que sería así? ¿La lucha ha sido demasiado dura hasta conseguirlo? ¿Qué es lo que más le ha gustado de llegar hasta aquí y qué no le ha gustado tanto?

      Nunca me imaginé que sería escritora, todavía no sé si realmente lo soy, porque considero que el oficio de escritor —como cualquier otro oficio— es algo muy serio que requiere mucho trabajo, mucha experiencia. El escritor se va curtiendo con cada escrito, con cada proyecto, y yo acabo de empezar. La lucha fue y será dura, porque esta es una carrera de fondo en la que, si quieres triunfar —y no me refiero al reconocimiento externo sino al interno—, tienes que dar lo mejor de ti mismo, relegar muchas cosas para dedicarte con intensidad a este oficio.
Lo que más me ha gustado es el descubrimiento que haces cuando escribes —tus miedos, tus anhelos más íntimos, esa imaginación que pensabas que no tenías, la creatividad…—, el enriquecimiento que este oficio te da, y esa apertura de parcelas de tu yo que, si no escribieras, estarían cerradas.
Lo que menos me gusta es todo aquello que te aleja del acto de escribir.

 Ya solo me queda decirle que ha sido un placer inmenso descubrirla, conocerla y disfrutarla. Sé que ya está su segunda novela casi ultimada, Asesinos de Palomas, sin desvelar nada ni tentar a la suerte, que no está el mercado literario como para jugársela ¿Qué nos puede contar al respecto?

     Que disfruté muchísimo al escribirla, es una novela corta donde la trama fluía a medida que la iba escribiendo, y espero que, cuando se publique, los lectores también disfruten con ella.



Que los éxitos le sigan acompañando Eva María, y que nosotros lo veamos y leamos. Y quien sabe, tal vez una próxima novela vaya sobre una escritora pelirroja, algo inestable emocionalmente y que tiene en su gato su alter ego…¿Se imagina la trama? (risas)

Gracias, muchas gracias y hasta pronto. 











Una entrevista de Yolanda T. Villar

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miércoles, 18 de febrero de 2015

RELOJES MUERTOS de Eva María Medina





“En el oscuro jardín del manicomio
los locos maldicen a los hombres
las ratas afloran a la Cloaca Superior
buscando el beso de los Dementes.

Un loco tocado de la maldición del cielo
canta humillado en una esquina
sus canciones hablan de ángeles y cosas
que cuestan la vida al ojo humano
la vida se pudre a sus pies como una rosa
y ya cerca de la tumba, pasa junto a él
una Princesa.

Los ángeles cabalgan a lomos de una tortuga
y el destino de los hombres es arrojar piedras a la rosa.
Mañana morirá otro loco:
de la sangre de sus ojos nadie sino la tumba
sabrá mañana nada.

El loquero sabe el sabor de mi orina
y yo el gusto de sus manos surcando mis mejillas
ello prueba que el destino de las ratas
es semejante al destino de los hombres”

(José María Panero. Poemas desde el manicomio de Mondragón)




RELOJES MUERTOS

Son muchas las ideas e imágenes, que la novela de Eva María Medina ha traído a mi mente desde el primer momento que comencé a leerla; yo diría incluso que las imágenes han superado con creces a las ideas, a los pensamientos, a las conjeturas. Relojes muertos es una historia visual, las palabras se tornan fotogramas para desfilar ante nosotros como el metraje de una película antigua, en blanco y negro, fotografías que se mueven por toda la gama de grises y blancos, algo desenfocadas o incluso envejecidas por el paso del tiempo y el desgaste que da la acumulación de visionados de la película. Un desenfoque  premeditado y meditado, como un retablo cincelado a mano y cuyo fin es el de hacer de cada muesca en la  madera, un surco que junto al de al lado, forme  una imagen en relieve  palpable bajo los dedos que la acaricia; y eso es lo que Eva María Medina, con su premeditada alevosía, hace con su novela y nosotros: a ella la cincela para que nuestros ojos la palpen, y la sintamos en cada poro de nuestra piel.

No es fácil enfrentarse a esta novela. Afino un poco más si digo que no es fácil enfrentarse a su protagonista, Gonzalo Márquez, y no lo es como tampoco lo es nunca enfrentarse a los miedos propios y al temor de vernos desnudos frente al mundo y frente a nosotros mismos.    Me dan miedo los locos decimos muchas veces nunca sabes por dónde van a salir ni cómo van a reaccionar, y ese es un temor que todos guardamos dentro nuestro. El miedo a la Locura.  Decimos asustarnos por la enajenación ajena, pero lo que en realidad nos asusta y mucho, es vernos reflejados en esas reacciones desaforadas y fuera de Sí de los locos. Si todo no es como se supone que debería ser, como los demás esperan que sea, incluso como nosotros queremos que sea, es una locura, y como tal, debe cortarse de raíz antes de que nos haga daño o dañemos a los demás, ¿pero qué es lo que realmente daña, esas supuestas acciones “antisociales” o el negarnos a nosotros mismos la opción de dejarlas salir y observarlas sin más, sin juzgar ni juzgarnos? Difícil juicio e injusto, al que nos sometemos y sometemos a aquellos que caminando a nuestro lado, lo hacen en paralelo, sin encontrar un punto de convergencia entre ambos caminos, y de haberlo, nos asusta tanto ese encuentro como un choque frontal entre dos trenes.

Relojes muertos es una novela sin género definido, porque de hacerlo, o al menos intentarlo, caeríamos en el error de querer  poner puertas al campo; catalogarla es como poner una sola etiqueta a todo un compendio de sentimientos, acciones y reacciones, miedos y angustias, deseos y anhelos, virtudes y pecados, todos tan distintos entre ellos que por separado forman un todo per se  y unidos, dan lugar a cientos de combinaciones, tantas como personas hay en el mundo…como personalidades encierra una sola persona.  A mí, particularmente, me gusta hablar de ella como una Novela Psicológicamente Intensa, porque encierra todo lo anterior y deja la puerta abierta a todo aquello que emocionalmente, está por llegar y a lo que tarde o temprano, tendremos que enfrentarnos.

Gonzalo Márquez, recién salido de un hospital psiquiátrico, se ve de nuevo solo ante el mundo real, una “realidad” que se le muestra desconocida y que le mira con ojos de desconfianza mientras le muestra sus afilados colmillos; como recién nacido, Gonzalo, ha sido parido y echado desnudo ante el mundo, un mundo que le resulta abstracto, descolorido, incongruente, incluso cruel pues le incita a jugar sin enseñarle primero las reglas del juego. Inmerso en una espiral de locura, en la que solo se atisba ya al final una breve cordura, tan efímera  como un suspiro, un parpadeo, una estrella fugaz de la que solo nos da tiempo a ver  su estela impresa en el cielo, un despertar  tan breve, que cabe preguntarse si en realidad fue un destello de cordura o un ensayo de Iluminaria en la pesadilla de su vida. El protagonista se mueve a lo largo de toda la novela entre delirios, recuerdos, angustia, miedos, anhelos y deseo de conseguir una normalidad que ve en los demás y que ansía para él, pero que a pesar de sus intentos, tan solo consigue rozar, sin atraparla; se encuentra en un Universo paralelo del cual no puede salir, pero desde el que se ve ese otro Universo, el de la normalidad, la felicidad…tan solo tiene que saltar de uno a otro y sus deseos se harán realidad. Imposible, Gonzalo, atrapado en su mundo de delirios y confusión, ni tan siquiera lograr tomar impulso para dar el salto, y queda atrapado sin remisión entre ambos, en una Tierra de Nadie que cada vez acrecenta más su esquizofrenia y desestabiliza “el falso equilibrio” de su mundo irreal, en el cual ni siquiera está ya seguro.
Encontramos en la novela de Eva María Medina,  unos personajes secundarios que se convierten en “alternativos” al protagonista, con el único fin de dar sentido a su “sinsentido”, una amalgama de estereotipos con pocas virtudes y bastantes defectos, un “elenco” a la medida del  protagonista,  secundarios que tan solo se salen junto a Gonzalo del guión para enfatizar esa “sinrazón” en la que están inmersos: Sara, la añorada. Ángela, su clavo ardiendo. Herminia, la pena. Gregorio, la ansiedad. Gerardo, su anhelo. Manuel, la envidia. Mimo, un sueño. Todos y cada uno de ellos, junto a Gonzalo, no son más que pequeños monstruos vistos a través de un espejo, ese espejo de Feria que tan solo muestra seres grotescos y deformes ante sus propios ojos, como la anoréxica que incapaz de ver la realidad a pesar de tenerla ante sus ojos, solo ve la imagen que refleja su mente trastornada.

Una novela tan intensa en su lectura como intenso es el sabor que deja en tu paladar la propia historia del protagonista, al cual llegas a sentir muy cerca, a veces por su propia angustia y otras, por ser testigo en primera línea de una caída anunciada, pero ¿La suya, o la nuestra?
Ya he dicho al inicio que la novela ha despertado imágenes en mi mente desde el primer momento, una de ellas, la de ese “Bufalo Bill” del Silencio de los Corderos, ese individuo que incapaz de vivir en su piel, viste con la piel de víctimas indefensas, personas ajenas que colman sus insatisfacciones aunque solo sea un espejismo; y salvando las distancias que hay muchas, Gonzalo harto de su propia piel, desearía mudarla como lo hace una serpiente. Y no he dejado todavía de pensar en lo que Relojes muertos ha movida en mi tras su lectura, y pienso en los poemas de José María Panero,  casi todos escritos bajo la sombra de su esquizofrenia, y en las notas del músico de Jazz  Tom Harrell, un esquizofrénico paranoide que sin embargo es capaz de hacernos estremecer ante la genialidad de su música y su trompeta…
¿Qué es pues la locura? ¿Qué significa vivir al otro lado? ¿Quién vive entonces a un lado y a otro de todo espejo?

Relojes muertos de Eva María Medina, cuando la imagen que vemos en el espejo, más que una distorsión de nosotros mismos, puede llegar a ser un destello de cordura que los llamados locos, se niegan a aceptar, y un paso a la locura que los cuerdos, temen ver en su reflejo.


Una locura de Novela, bendita locura.




(Tom Harrell, Roman Nights)




Eva María Medina

Relojes muertos



Editorial Playa de Ákaba



ISBN: 978-84-16216-25-3
ISBN Epub: 978-84-16216-26-0


Puedes adquirirlo, aquí


Una Reseña de Yolanda T. Villar

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jueves, 12 de febrero de 2015

La canalla del 36. El terror que escardó la esperanza, de Pedro José Francés






En ocasiones, los gatos también escuchamos o miramos el televisor o la radio. Hace poco, pude ver en uno de esos debates nocturnos a políticos de todos los colores manifestar con enérgico convencimiento propio que defienden la libertad y la democracia. Pero, en ocasiones, las más para desgracia general, sus palabras se las lleva el viento, desaparecen en un etéreo mar de buenas intenciones cuando los tiempos del compromiso se plantan frente a ellos reclamándoles verdad, justicia, recuerdo. Cuando esto sucede es porque, hasta entonces, se ha producido una ausencia manifiesta de las mismas, o lo que es lo mismo, han campado a su libre albedrío la mentira, la injusticia, el olvido. Y para que estas tres luzcan galas a la vista de cualquiera deben contar con la connivencia de una sociedad o una clase dirigente que permita sus paseos con total indiferencia. Dicha sociedad, no me cabe ninguna duda, tiende a la más absoluta podredumbre, y no sólo moral, si lo consiente.

Los libros de Historia cuentan que, tras la llegada de la democracia, el gobierno alentó la inspección de los terrenos donde se creía que existían fosas comunes con muertos de la guerra. Por aquel entonces, los caminos y cunetas, la tierra misma quedó abierta, las entrañas de España arrojaban cadáveres maniatados, fusilados, amontonados, abandonados. Y en todo el país se realizaron multitud de homenajes póstumos para aquellos hombres y mujeres que murieron en una cruenta e irracional contienda. Lo que no cuentan esos libros es que todavía hoy, setenta y cinco años después, aún existen lugares en los que las autoridades se niegan a cualquier tipo de reconocimiento de las personas que murieron.

 Nos encontramos en un pueblo de Navarra: Buñuel. Sur de la provincia. Tarde de calor soportable y ligera brisa del norte. Hace 78 años. Las noticias llegan de Pamplona. El ejército se ha sublevado y está dando órdenes para que toda Navarra se sume al alzamiento. En los pueblos, apenas hay tiempo de reacción. Los falangistas, bien organizados, actúan con prontitud y dedican la tarde y buena parte de la noche a recoger a los simpatizantes del comunismo, al alcalde, al secretario,… en fin, a todas aquellas personas peligrosísimos a sus ojos. Los reúnen en el ayuntamiento. Los retienen contra su voluntad. No existe acusación alguna por delitos. Su delito es pensar malamente. Los montarán en un camión. Los matarán. Algunos tendrán la suerte de morir de un certero disparo en la cabeza. Otros agonizarán durante horas. Ver cómo se retuercen y gimen pone en erección a las flechas. ¿Dónde mueren? Sólo el viento y la tierra que les da cobijo lo sabe…

La Guerra Civil fue el mayor de los desastres, el enfrentamiento a muerte entre hermanos y vecinos es el hecho más vergonzante de todos cuantos nuestros antepasados han podido llevar a cabo. Y sin embargo, no podemos ni debemos olvidar que no todas las muertes se dieron en un campo de batalla…

Navarra fue uno de los enclaves más importantes, si no el que más, donde se gestó el golpe de estado que llevaron a cabo los generales del ejército que vendría a llamarse del bando nacional. Orquestado desde Pamplona y con el beneplácito de los carlistas (aquellos dispuestos a morir por dios, la patria, los fueros y el Rey), se creó el cuerpo armado de los requetés. Éstos, de común acuerdo con los falangistas, dominaron las ciudades y poblaciones de la provincia con extrema velocidad y acierto. No hubo lugar a enfrentamiento armado. No existió un choque de fuerzas entre dos concepciones distintas de un mismo mundo. No. En Navarra, unos asesinaron y otros fueron asesinados. Quizá por ello, por el pesar que sobre sus conciencias aún hoy recae, exista la inflexible voluntad de los asesinos y de los descendientes de los asesinos de impedir darles a los hijos y parientes de los asesinados la merecida limpieza del honor y la dignidad de sus familiares, hasta entonces siempre silenciada como si fuesen unos apestados, porque de aquellas cosas no había que hablar, porque no había que reabrir heridas. No es ilógico pensar que aquellos hijos que no conocieron padre o madre, según el caso, ante tanto silencio y tanto gesto duro, llegasen a pensar que sus padres algo habrían hecho para merecerlo. Quizá por ello, incluso los propios hijos dejaron de hablar de sus padres, instalándose, sin pretenderlo, en el más pernicioso de los actos para con la justicia: el silencio.

Tuvieron que pasar muchos años para que al fin, los nietos de aquellos hombres dieran voz al aliento quebrado de sus padres y decidieran honrar la memoria de los abuelos. Y hete aquí que un hombre comenzó a investigar por el pueblo, a transitar de casa en casa, de familia en familia, en busca de la Memoria. Y cuando al principio las memorias parecían encaladas, hubo una que lucía escrita con claridad, y fue leída en voz alta y anotada en cuartillas. Y cuando otras memorias se enteraron que una primera había sido recobrada, comenzaron ellas a desprenderse de la cal como quien se desprende de un antifaz para que al fin se pueda conocer quién es en realidad. Y de esta forma, aparecieron nombres y apellidos, de asesinados y asesinos, de los que se salvaron y de los que fueron compinches de las matanzas. Y arrojaron luz sobre la zanja de recuerdos clausurados, y la oscuridad retrocedió herida de muerte. Y desapareció. Y con ella la autorepresión. Y el miedo.

“La Canalla del 36. El terror que escardó la esperanza” es un libro que debería figurar en todas las estanterías de las casas del pueblo de Buñuel.  Sólo así sus hijos tendrán conocimiento de un pasado trágico y espeluznante, difícil de mirar según la casa en la que se viva, pero de obligada lectura para, si no comprender, cuestión harto difícil, sí al menos ser consciente de él para no permitir que nunca jamás se alcance tales cotas de bajeza moral, tan incontrolable impunidad.

Se trata de una obra que arroja luz sobre la primera mitad de los años 30, desde el triunfo de la Segunda República hasta su asesinato a manos de los golpistas de 1.936. Y lo hace a varios niveles: nacional, regional y local. Así, analiza los cambios sociales que las nuevas ideas republicanas, acertadas o no, producen en la sociedad española, así como en la navarra y en el pueblo de Buñuel. Una nueva concepción de resolver los problemas del mundo que rápidamente replantea el rumbo de una sociedad definida y estructurada bajo un orden antiquísimo en el que unos pocos son los dueños de la tierra y el poder, y la gran mayoría ni siquiera lo es casi de su propia voluntad.

Pero es además la segunda parte de su anterior publicación “Verano de 1936. De la esperanza al terror”, y sirve como complemento y ampliación de los hechos que sucedieron en Buñuel en las trágicas semanas tras el golpe militar y el posterior asesinato de 52 vecinos de la localidad. Narrado desde las entrañas, pero sin perder de vista la objetividad al relatar lo acontecido, el autor realiza un alegato en favor de unos hombres que murieron por tener la valentía de querer ser libres y obrar en libertad. Es también un arriesgado ejercicio de denuncia directa contra todos los hombres que, de manera contrastada, Pedro José Francés puede afirmar sin titubeos que fueron cómplices y que participaron de una manera más o menos directa o indirecta en el asesinato de sus convecinos. En definitiva, un libro duro pero necesario, un título que, denunciando aquella injusticia, hace justicia.


La Canalla del 36. El terror que escardó la esperanza
Pedro José Francés

Editorial Ciudadano

Blog del autor
http://notidentendete.blogspot.com.es/ 

Una Reseña de
Santiago Navascués 
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