miércoles, 16 de diciembre de 2015

LA COMPAÑIA DE LA MUERTE, de Francisco Muro Bueno



Cuando éramos niños, jugábamos a indios y vaqueros, a polis y cacos... Aquel entretenimiento infantil, sin pretenderlo, nos involucraba dentro de una historia, que es el juego, y nos otorgaba un papel determinado en el que debíamos ofrecer lo mejor de nosotros mismos para conseguir derrotar al equipo rival.
Recuerdo que todos queríamos ser vaqueros o polis, porque eran los buenos... Aunque si te tocaba ser indio o caco, al final tampoco le hacías ascos, pues pensabas que era el lugar en el que te había tocado participar, y por ello defenderías tus plumas o tu botín entregando tu sudor y todo tu ímpetu a dar una zancada más larga que la de tu rival. Únicamente pensabas en escapar de tus perseguidores, en salvar a los compañeros que desafortunadamente habían caído en las manos del adversario, en capturarlos a ellos y mostrarle al mundo que un nuevo orden podía ser igualmente válido y atractivo si los malos ganaban y les dejaban hacer... Lástima que el recreo durase apenas treinta minutos y el timbre del colegio desmoronase esa pequeña utopía con la que soñábamos algunos...
Las guerras, desde que dos hombres se pelearon por primera vez, a grandes rasgos resultan ser algo parecido a aquellos juegos infantiles. Dos bandos enfrentados, con el único anhelo de aplastar al rival, obcecados en perseguir al contrario para imponer sobre él el yugo de la derrota y humillarlo con el escarnio del triunfador. La diferencia, claro está, radica en que, cuando sonaba el timbre del colegio, los que aguardaban en la improvisada cárcel -que en mi caso solían ser las porterías del campo de fútbol- regresaban a sus pupitres sanos y salvos, entre carcajadas, felicitaciones a los ganadores y alguna colleja suelta que se escapaba, imprudente, sobre aquel que no había estado hábil para evitar su captura. Por el contrario, sobra decir que en las guerras... la muerte llega, sesga, trunca la vida y siembra el dolor... Mala cosecha puede salir de tan mal grano...
En las guerras, alguien a quien no conoces decide tu participación -incluso forzada- y te coloca en un lugar en el que cree que podrás encajar. Nada sabe acerca de quién eres, cuáles son tus problemas o qué es aquello que te preocupa. Y tu asistes anonadado a la oferta de tu vida a los dioses, o quienes quieran que sean aquellos que rigen los destinos de los hombres, y encima debes parecer contento por ello, debes demostrar valentía, arrojo, entrega... debes ser un patriota. Pero a tí no te preguntaron si querías serlo, y ni mucho menos te explicaron en qué consiste una guerra, porque no había tiempo para ello.

La Compañía de la Muerte es una novela de aventuras en la que la guerra, más que un contexto en el que deben desenvolverse los personajes que en ella aparecen, es un personaje más que la protagoniza. Se trata de una historia que transcurre en paralelo a la vida de un hombre, Miguel Quintana, maestro de profesión, que verá su futuro unido al del ejército español en la contienda abierta contra el imperio napoleónico. Ambientada, por lo tanto, a comienzos del siglo XIX, es el propio Miguel quien nos narra, en primera persona, todo aquello que le ocurre, las personas a las que conoce, obedece, ama, odia y mata. Porque en la guerra, por encima de todo lo demás, la muerte debe estar presente en abundancia, y Francisco Muro Bueno, su autor, no aleja la mirada ni un instante a los estragos que el enfrentamiento armado entre dos bandos enemistados pueden tener.
El autor nos introduce rápidamente en la contienda, dedicando las primeras páginas a ubicar en un lugar y en un entorno social al protagonista. Todo ocurre demasiado rápido: Miguel llega al pueblo para ser el nuevo maestro que ilustre a los chiquillos del lugar; allí conoce a una muchacha, María -que trabaja junto a su familia para un gran hacendado del pueblo- de quien quedará perdidamente enamorado y a quien irá conociendo a medida que se van encontrando; cualquier ocasión es buena para que el amor que se intuye en sus ojos, vaya creciendo en ellos sin solución de continuidad. Todo cambia cuando llega un bando procedente de la capital indicando que todos los hombres del pueblo en edad de defender a la patria deben marchar para formar los nuevos batallones que hagan frente al invasor contra el que recientemente se han levantado en armas. Así las cosas, y antes despedirse, los dos enamorados sellan su amor casándose y despidiéndose apenas unas horas después de su noche nupcial. Este inicio le sirve a Francisco Muro para darle fondo al personaje protagonista y otorgarle un motivo por el que regresar con vida del infierno al que es conducido.
La evolución de los episodios vitales del Maestro también es muy vertiginosa, y pasa de contar con la compañía de un joven caló de nombre Antonio, al que todos conocerán como El Gitano, a liderar, sin proponérselo -ya que él mismo confiesa que no le gusta la guerra ni sabe si quiera pegar un tiro- una suerte de grupo especial que interviene, a las órdenes del ejército español, en distintas misiones secretas cuya finalidad no es otra que desgastar al enemigo y golpearlo de manera contundente y aislada a la vez.
Cada uno de los personajes llega a la guerra con sus propias circunstancias, y en base a ellas se desenvuelven: el Maestro lucha para regresar junto a su mujer; el Gitano lucha porque quiere descubrir y emular por sí mismo las muchas historias que escuchó en la escuela sobre los lugares a los que viajarán; los hay que arriesgan sus vidas a cambio de dinero; otros, porque en la guerra encuentran un escape a la vida que llevan hasta entonces...
Con un estilo nada recargado y centrado en narrar con precisión los recuerdos de Miguel Quintana, el autor, nacido en Almuñécar, va a avanzando a través de las misiones con paso ilusionado y decidido, mostrando los recovecos de la guerra, esas pequeñas esquinas que nunca quedan reflejadas en las páginas de la Historia. No podemos pasar por alto algunos errores en la atribución de cualidades contrapuestas en algún personaje, pero también somos conscientes que estamos ante una novela que suponía el debut literario del escritor, por lo que no seremos nosotros quienes juzguemos con la vehemencia que merece una tercera novela, a una primera.
La Compañía de la Muerte es la primera parte (el autor ya tiene publicada la segunda parte, titulada La Venganza de la Compañía) de una historia de hombres entregados (y obligados) a luchar por sí mismos para lograr la victoria de su país. Quien busque una novela de aventuras enmarcada en un contexto histórico que creemos conocer, pero del que el gran público desconoce muchísimos pasajes apartados, encontrará en la novela de Francisco Muro Bueno un alternativa, una ventana a los inicios del siglo XIX, en los que, si se observa con detenimiento más allá de lo escrito, encontraremos la explicación y la génesis de las Dos Españas.
Somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos.


LA COMPAÑÍA DE LA MUERTE
de Francisco Muro Bueno


ISBN 9788415074434

Puedes adquirirlo en papel, aquí

Facebook del Autor: Francisco Muro


Una reseña de Santiago Navascués 
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

No hay comentarios:

Publicar un comentario