miércoles, 4 de marzo de 2015

LAS SENDAS DE LA FELICIDAD de Karo Lyne Chamiel







Viajar es marcharse de casa,
es dejar los amigos
es intentar volar
volar conociendo otras ramas 
recorriendo caminos
es intentar cambiar.
Viajar es vestirse de loco
es decir “no me importa”
es querer regresar.
Regresar valorando lo poco
saboreando una copa,
es desear empezar.
Viajar es sentirse poeta,
es escribir una carta, 
es querer abrazar. 
Abrazar al llegar a una puerta
añorando la calma 
es dejarse besar.
Viajar es volverse mundano 
es conocer otra gente
es volver a empezar. 
Empezar extendiendo la mano,
aprendiendo del fuerte, 
es sentir soledad.
Viajar es marcharse de casa,
es vestirse de loco
diciendo todo y nada con una postal,
Es dormir en otra cama,
sentir que el tiempo es corto,
viajar es regresar.

(Gabriel García Márquez)



No es fácil, en contra de lo que algunos puedan pensar, el “marchar”. No lo es en absoluto. Hay quien piensa que solo se trata de dar  un paso tras otro y ver dónde te llevan estos. Pero para alguien como yo, que lleva la palabra Trotero de apellido, y hasta de estandarte, esto no es tan sencillo como pueda parecer; andar es fácil, caminar, con un poco de práctica, se convierte en elemental, pero marchar de algún lugar, eso ya es harina de otro costal, sobre todo cuando uno se marcha no solo sin saber muy bien a dónde, sino por cuánto tiempo y si  algún día habrá regreso para ese incierto viaje. 
Como dijo el poeta, “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, y es ese andar lo que asusta tanto como emociona; porque emociona emprender un nuevo viaje, saber que vas a conocer a nuevas gentes, otros lugares, diferentes culturas y en la mayor parte de las veces, no solo otros idiomas, si no otros mundos en sí. Y asusta la perspectiva de encontrar esos mundos tan distintos, tanto, que tal vez no estés preparado para lo que vas a encontrar, y menos aún, para encajar; yo, que llevo en los genes la necesidad de curiosear, de investigar más allá de mis propios bigotes, de estar alerta cuando todos duermen, es más, de disfrutar de la oscuridad tanto como a otros les aterra pensar en ella, se que ningún camino es sencillo, que ninguna ruta se hace sola, que hay encrucijadas allá donde una senda se torna varias, que no hay indicaciones suficientes para evitar perderte incluso por caminos que has recorrido mil veces, que aún siguiendo tus huellas, ni siquiera volver sobre ellas mismas te asegura poder retornar por dónde has venido.
¡Pero es tan gratificante marchar! a pesar de esas mariposas en el estómago, de esa incertidumbre sobre lo que vas a encontrar, o si algún día regresarás, o tal vez sean todas estas cosas las que te acucian a marchar, en ocasiones echando la vista atrás y otras, no queriendo ver las huellas que vas dejando en el camino, solo el horizonte que queda por delante.

Una vez que uno comienza un viaje, escribe una línea más en su vago Destino, aunque el destino de este viaje esté fijado de ante mano. Y no, no es fácil marchar, sobre todo, porque lo quieras o no, por muchas cosas que te queden por descubrir, siempre algo tuyo quedará atrás, aunque no hagas más que marchar, marchar, marchar...


LAS SENDAS DE LA FELICIDAD DE Karo Lyne Chamiel

Hacía bastante tiempo que esperaba poder leer el libro de Karo Lyne, pero por unas cosas o por otros, el momento parecía no querer llegar nunca. Era como si un reloj con un sinfín de manecillas marcara tantas horas como ojos lo miraran, como si el tiempo del libro y el mío, no coincidieran jamás en el espacio; pero el momento llegó, se juntaron mis ganas de leerlo con la perseverancia de su autora de que lo hiciera, o tal vez fuera mi perseverancia y sus ganas, el caso es que en nuestro trotar, se cruzaron al fin nuestros caminos. Ella me había advertido de que el libro no era una novela, no una novela de ficción al menos, me dijo en una ocasión y que tal vez por eso no sabía si sería de mi agrado; no todos los libros son novelas y no todas las novelas gustan, creo que le dije yo.  No entendía muy bien que la autora se empeñara tanto en intentar situarme en el camino que sería sin duda leer su libro, en esa senda de palabras, ideas, sentimientos, sueños e ilusiones que son al fin y al cabo los libros, sea cual sea su género; además, dentro de mi costumbre, no me gusta dejarme influir ni por otras críticas, ni reseñas, ni opiniones, ni por la misma sinopsis de todo libro, no al menos antes de leer la obra en cuestión. Me gusta que esta llegue a mí sin aditivos, sin prejuicios, sin predisposición,  hasta sin expectativas si puede ser. El libro y yo a solas. Y a ver qué pasa en esa cita a ciegas entre ambos.
Pero no tardé en entender a lo que se refería la autora con ese “no es una novela sin más”, y lo entendí  a las pocas páginas leídas, y comprendí porqué le preocupaba que yo no entendiera en realidad lo que tenía entre mis manos, pues había depositado en mí mucho más que un libro. Karo Lyne nos había regalado un trocito de su corazón, y es que junto a esas ideas, sentimientos, sueños y demás cosas que conforman un libro, Karo había puesto ante nuestros ojos y sobre nuestras manos, un tesoro de valor incalculable: Ella misma. Y entonces me di cuenta de que no era insistencia por dejar claro que género literario tenía enfrente, Chamiel me había entregado parte de sí misma y solo quería que fuera consciente de ello.

Solo  puedo decir que bastaron unas páginas para saber que su libro al que si llamaré novela, porque al igual que estas, su relato engancha, emociona, enternece, inquieta, conmueve, estremece, turba e incluso, te sobrecoge nos contaba una historia que iba más allá de la simple ficción, que tampoco era una biografía en sí, ni un simple cuaderno de viaje, ni tan siquiera un diario, Las Sendas de la felicidad era Karo Lyne en estado puro, tal cual, sin artificios, abriéndose a nosotros y abriéndose a sí misma, para demostrarnos y demostrarse, que ni la vida ni el mundo, se acaban al llegar la palabra Fin, que tras todo punto y final, siempre  hay más folio en blanco en el cual seguir escribiendo tras añadir dos puntos más a ese triste y solitario punto que intenta dar por acabada una historia, que nunca acabará mientras haya caminos que recorrer y relatos que contar.

Si bien la historia me pareció tan sencilla como hermosa, si hubo momentos en que me desconcertó, o mejor dicho, me descolocó, y no por el relato en sí, sino por el estilo narrativo del mismo; me explico. Lo que la primera vez me pareció una errata o al menos , un lapsus en la narración, luego, al seguir leyendo comprendí que no era  nada más que el estilo natural y literal de una persona que escribe en una lengua distinta a la suya, lengua que a pesar de hablar perfectamente, sigue influenciada por esa otra lengua materna o en el caso de la autora de Las Sendas de la felicidad, por ser nada más y nada menos que políglota; y ese estilo tan literal en algunas partes de la narración, ese marcado estilo anglosajón en ciertas frases, era lo que hacía que la novela resultara tan real, tan sencilla, tan de corazón. Si, reconozco que esa primera impresión de desconcierto, dejó paso a una sensación de naturalidad brutal, como si en lugar de estar leyendo, estuviera escuchando a una amiga hablar de sus inquietudes, sus miedos, sus anhelos, su lucha.

Las sendas de la felicidad nos habla del afán de superación de una joven que tras una ruptura amorosa, de quien hasta entonces ella consideraba su gran amor, su futuro, su pilar, su razón de ser y vivir, se tiene que enfrentar de nuevo no solo al mundo, si no al espejo que refleja su imagen tal cual es, la de una persona joven con un futuro por delante, pero con tantos miedos e incertidumbre que ve su camino como una carrera de fondo llena de obstáculos. Pero todos esos miedos no son suficientes para hacer que se detenga y se sumerja en su propia desdicha, en absoluto; se arma de valor y de ilusión y comienza un viaje tanto físico como iniciático hacia la Felicidad, un camino que la llevará por sendas que van desde Barcelona, a su Francia natal, pasando por Inglaterra, Escocia, Madrid, y Perú, lugar que parecía predestinado en su vida. Cuando todo parece que acaba con un punto y final, siempre queda la posibilidad de transformarlo en puntos suspensivos,  y Karo Lyne nos lleva a un final, que con toda seguridad, no lo será….











LAS SENDAS DE LA FELICIDAD
Karo Lyne Chamiel

Editorial Círculo Rojo




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Una Reseña de Yolanda T. Villar


©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

14 comentarios:

  1. Me ha encantado,es una maravilla muy bien escrita

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    1. Muchas gracias! Hay historias que te inspiran otras historias, esta novela es ejemplo de ello.

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  2. Leo tus reseñas, Gato, y no puedo resistirme a leer los libros que recomiendas.
    Es un place leerte, cada reseña es un relato.

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    1. Tu comentario es una inyección de energía! El libro te encantará por su sencillez y su sinceridad.

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  3. Grandes y sensibles palabras en ésta reseña para éste libro. Lo leí y lo has descrito perfectamente, espero una segunda parte. el libro te deja con ganas de más.

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    1. Es cierto, Karo Lyne tiene que continuar atrapándonos con sus vivencias y sus letras.

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  4. ¡Que bien sabes trasmitir tus sensaciones de lectura.! Esos prólogos que haces para ponernos en antecedentes, antes de contarnos, son un delicia. Me encanta leerte. Habrá que leer ese libro.

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    1. Mi querida escritora, hay historias que despiertan mil historias! Y este Gato además de curiosidad, siente amor sin fin por las letras.

      Gracias y un abrazo enorme, Barbarella!

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  5. Muchas gracias a este minino tan adorable por esta reseña.
    La introducción de esta reseña son, como lo dice Bárbara, una delicia.

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    1. Gracias a ti por confiar en nosotros y sobre todo, por regalarnos a todos este trocito de ti.

      Un beso Karo, y hasta pronto!

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    2. Gracias a ti por confiar en nosotros y sobre todo, por regalarnos a todos este trocito de ti.

      Un beso Karo, y hasta pronto!

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  6. Inxansable andarín de tierras y letras, gracias por la noticia de tan particular escrito. Mucho éxito y mi felicitación a la autora de "La senda de la felicidad" y para ti, como siempre, un achuchón cariñoso y un gran abrazo y un beso para la inefable Yolanda T. Villar.

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    1. Nuestra querida hada madrina siempre con bonitas y sinceras palabras hacia nosotros!
      Una gran escritora y una amiga sin igual.

      Un beso y un ronroneo!

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    2. Nuestra querida hada madrina siempre con bonitas y sinceras palabras hacia nosotros!
      Una gran escritora y una amiga sin igual.

      Un beso y un ronroneo!

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