viernes, 27 de junio de 2014

EL GATO TROTERO EN ESTELLA, LA CIUDAD DEL EGA. PRIMERA PARTE



Llegué a la ciudad de Estella acompañando el caminar de un cansado peregrino francés que realizaba el Camino de Santiago. Era una mañana de verano, pero el cierzo que soplaba de los Pirineos mantenía una temperatura agradable. El peregrino no parecía muy ducho en largas caminatas, pero se afanaba en continuar la marcha tarareando una pegadiza canción:
“Por Dios, por la Patria y el Rey…”

Puente Picudo

Era un hombre de mediana edad, ni joven ni viejo. A juzgar por lo cuidado de sus manos podría decirse que se trataba de un hombre alejado de las labores del campo o de cualquier otra actividad que necesitase de la concienzuda participación de las manos.
“…Lucharon nuestros padres…”
El Sol había hecho mella en su piel, tornándola de un color rojizo intenso que presagiaba, tanto en el cuello como en las entradas más allá de las sienes, allí donde sus dorados cabellos lisos se habían batido en retirada con el paso del tiempo, una más que probable quemazón solar.
“Por Dios, por la Patria y el Rey…”


Fachada Principal del Museo del Carlismo

Dijo llamarse Javier, y venir del interior de Europa. Aseguró que la motivación para hacer el Camino de Santiago estaba vinculada a la sangre de su sangre. A sus antepasados. A su linaje. A su patria. A Dios mismo.
“… Lucharemos nosotros también”
Si he de decir verdad, en ese momento creí que tantas horas caminando bajo el sol le habían pasado factura. Era el momento de alcanzar cuanto antes los muros de Estella y recalar en un albergue de peregrinos en el que recuperar fuerzas.
Alcanzamos la ciudad remontando las aguas del río Ega. Estella se estiraba a lo largo de sus dos márgenes según lo permitía la orografía del terreno. Al comenzar la calle de la Rúa, que recorría la zona más septentrional de la ciudad, encontramos el Hospital de los Peregrinos y allí decidimos hacer noche.

Margen izquierda del Ega, a su paso por la Ciudad


Siempre he sentido curiosidad y admiración hacia los peregrinos, hombres y mujeres empujados por una fuerza interior tan grande que abandonan la tranquilidad de sus casas y sus trabajos para ir en busca de las reliquias de un santo que descansa en una catedral a cientos, miles de kilómetros de distancia. Para un gato como yo la búsqueda de emociones externas nos resulta tan poco atrayente como visitar una perrera con las jaulas abiertas, pero allí estaba yo, dispuesto a desafiar las leyes del comportamiento felino.

Margen derecha, con el monte sobre el que se levantó el Castillo medieval de Zalatambor

Mientras Javier tomaba un reconfortante baño, yo decidí escaparme a recorrer las calles de la ciudad. Tras estirarme sobre el empedrado de la calle de la Rúa, me dirigí hacia el puente Picudo, llamado así por lo apuntado de su construcción y réplica del anterior del siglo XII, que fue reducido a escombros en las guerras carlistas. Encaramado en la parte central del puente pude contemplar un bucólico lienzo en el que los rayos de un sol mortecino iluminan con una luz ocre las crestas y tejados de la vieja ciudad del Ega. Atraído por su hermosura, recorrí la Estella del otro lado del río, y a medida que avanzaba por sus calles (Espoz y Mina hasta la Mayor concretan una arteria de enlace entre los extremos de la U que traza el caprichoso discurrir del río) pude encontrar casas solariegas, palacios, iglesias con gruesa piedra erguidas, comercios mil.


Varios de ellos me llamaron la atención: en la calle Mayor destacaba el edificio que albergaba la Estación de autobuses, y varios palacios; en la plaza de San Martín, salpicada de un arco de árboles, encontré un antiguo palacio que varios transeúntes dijeron que perteneció a los Duques de Granada de Ega (también llamado Palacio de los Reyes de Navarra), y que ahora guardaba en sus entrañas una parte importante de la obra del afamado pintor y escultor Gustavo de Maeztu, uno de los hijos más importantes de la ciudad.
Y frente a este museo, ascendiendo por una empinada escalinata, alcancé la iglesia de San Pedro de la Rúa, iglesia mayor de la ciudad. Pero no sólo la de San Pedro es la única que me sorprendió. Estella está repleta de templos: la del Santo Sepulcro, la de Santa María Jus del Castillo, la de San Juan, la Basílica de Puy y la de Nª Señora de Rocamador, los conventos de clarisas y concepcionistas…Todas ellas son un signo claro de la importancia religiosa adquirida por la ciudad gracias al trazado del Camino de Santiago.


De regreso al Hospital de Peregrinos, atravesando la calle de la Rúa, un último edificio me sorprendió por su sobriedad. Su fachada estaba construida en ladrillo, salvo el marco de las ventanas y la puerta principal, todas ellas de igual medida y proporción, que eran de piedra gris. Era un edificio austero, pero lo impecable del reparto de sus elementos había cautivado mi curiosidad. Traté de alcanzar la ventana del primer piso, pero el cansancio de mis músculos lo impidió. Lo intenté de nuevo, pero el resultado fue idéntico.
-¡Mirad, ese gato pretende colarse en el Palacio del Gobernador!- rieron unos humanos que tomaban unas cervezas en un bar cercano.
Fui alejándome parcialmente derrotado, mirando hacia atrás, buscando algún hueco o una ventana rota. Nada. Cansado tras un largo día, decidí regresar junto a Javier, que seguro guardaba algo de comida para calmar el maullido de mis tripas. Mañana, antes de emprender nuestro camino, volvería a intentar el asalto al Palacio. ¡Buscaré al Gobernador si es preciso!


www.turismotierraestella.com

Redacción y Fotografía:
Santiago Navascués
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

jueves, 26 de junio de 2014

ENTREVISTA CON...Sergio Arrieta



Soy un Gato. Me crearon completo y perfecto, cosa de la cual me siento muy orgulloso. No es que lo diga yo, otros lo han dicho por mí, y es que si poeta nunca he sido ni llegaré a ser, motivo e inspiración de poemas soy constantemente.
Troto solo y sé de sobra lo que quiero, no ansío alas para volar como los pájaros y nadar como los peces, eso se lo dejo al hombre y alguna serpiente envidiosa ¡Hasta el mejor amigo del hombre se siente león desorientado! fijaros qué cosas que no tienen, anhelan los demás, que los ingenieros desean ser poetas y los poetas…moscas.

Yo soy Gato y solo gato, desde los bigotes a la cola, desde presentimiento a rata viva, desde la noche hasta mis ojos de oro amarillo, en cuya ranura se echan, las monedas de la noche.

Es cierto, de mi se ha dicho que soy un pequeño Emperador sin orbe, un conquistador sin patria, tigre de salón y nupcial sultán del cielo ¡Fiera independiente de la casa, arrogante vestigio de la noche, policía secreta de las habitaciones! Miauuuu. ¿Cómo no va  a sentirse ufano y altivo este Gato, por callejero y arrabalero que sea, si de él se han dicho tantas cosas hermosas? silencioso cual espejo, más furtivo que el alba aventurera, bajo la luna, ven los ojos a una lejana pantera.

Mía es la soledad, mío el secreto, míos son los sueños…y aún así, condesciende mi lomo a la suave caricia de una mano humana, dedos que despeinan suavemente mi cabeza y mi lomo elástico, mientras observo complaciente desde mis ojos de ágata y metal.


Una cosa solo ansía este Gato, no puedo maullar por todos los demás, pero este que aquí trota si puede decirles que siendo musa para poetas, que habiendo sido convertido en verso y en poema, desearía con todas sus fuerzas, por un minuto en alguna de mis siete vidas, antes de abandonarlas a la más oscura ausencia…¡SER POETA!




1)Enhorabuena en primer lugar por su poemario, Señor Arrieta. Cuando me enfrenté a él, si me permite esta expresión, por primera vez, me sentí confundida; La Luz negra de tu ausencia, se presenta la obra como si fuera una tímida mujer que conoce por primera vez a un hombre, se diría que hasta con la cabeza algo baja y la mirada huidiza, sin dejar de alargar la mano. Pero en contra de lo que pueda decir su nombre, y su aspecto, como una sombra sobre un cielo estrellado, hay más luz que oscuridad en su aspecto ¿Es una primera impresión esta, premeditada, para atraer al lector como las mariposas a la luz eléctrica? ¿Tal vez una manera de ponerle sobre aviso sobre lo que va a encontrar dentro?

Muchas gracias por partida doble: su felicitación y el haberme invitado a esta guarida gatuna tan acogedora. Y también me gusta saber que ha encontrado más luz que oscuridad, en el aspecto de la mujer desnuda de la portada. Porque de la ausencia de un ser querido, podemos sacar más luminosidad que sombras, siempre y cuando queramos, claro. De ciertos seres que nos acompañaron, hay que recordar lo que puede alumbrar los errores (o aciertos) que pudimos cometer con ellos. Y también el camino por recorrer. La idea de la portada fue mía, ya que muy gentilmente, mis editores Noemí Trujillo y Lorenzo Silva, me ofrecieron elegirla. No todas las editoriales tienen ese detalle con su autor. Y la verdad es que Enerio Polanco hizo un trabajo magnífico. Plasmó a las mil maravillas lo que he querido anunciar en esta portada, a la manera de una declaración de intenciones: misterio, erotismo, universalidad y un gran canto a la mujer. El marco de esta portada es, cómo no, la poesía, que atrae nuestras miradas lectoras como la luz o el fuego las mariposas. Pero en lugar de quemar sus alas, les hace crecer otras.

2) Nos habla usted de las ausencias, sin tristeza, en ocasiones se puede apreciar un atisbo de melancolía o añoranza, pero no un dolor insoportable por los que ya no están. Algunas veces se ve claramente su recuerdo en sus versos, recuerdos nítidos y tangibles de aquellos que ya no están, pero que siguen cerca nuestra, gracias a la impronta que dejaron en nosotros y a nuestro alrededor, sin acritud por su marcha. En otras ocasiones se siente un pesar que sabe a reproche, a veces hacia quien se ha ido, otras al mismo poeta…¿Qué le resulta más duro, Sergio, la muerte de un ser querido, o su adiós sin volver la vista atrás, como si lo que fue nunca hubiese existido?

Muy buena pregunta, que trae a mi mente algo que siempre me ha fascinado: la dualidad. Es cierto que la muerte parece algo definitivo y de hecho lo es, si consideramos que a esa persona, ya no vamos a poder tratarla, cuando menos con los 5 sentidos. Sin embargo, ahí está, en nuestra memoria y probablemente (no quiero ser dogmático) en otra dimensión. Algo similar ocurre con el adiós, con la ventaja de que éste, a veces, no es definitivo. Salvo si el que se ha ido para siempre de esa persona es el amor. Entonces, no caben “segundas oportunidades” y no conviene volver la vista atrás, porque sería como intentar revivir a un muerto. Eso sí, no sé qué resulta más duro, emocionalmente hablando. Los psicoanalistas dicen que el trauma provocado por ciertas separaciones, se asemeja a la muerte de un ser querido... Pero esas personas, se hayan alejado por los caminos de la vida o los de la muerte, siguen en nuestra existencia. Caminan como fieles sombras de las nuestras y la poesía nos revela su presencia. De hecho, solo ella puede coger una sombra de la mano.


3) He leído sus poemas verso a verso, como si fueran escalones que suben por las estrofas, in crescendo en intensidad poética, al mismo tiempo que subía hacia el ático de sus poemas. Una vez arriba, el panorama que se encuentra una es maravilloso, a pesar del cansancio y ciertos jadeos por la intensidad de dicha subida, al leer el último verso de cada poesía, se ve la luz. Da igual lo dura que sea la subida, lo intenso de los sentimientos, las paradojas del mensaje, al terminar un poema queda la sensación de que ha valido la pena tan empinada subida ¿Cómo consigue crear estas sensaciones en el lector, donde viven sus musas, en las entrañas o el corazón?

En cualquier parte donde circule la emoción. Para mí, la sangre de la literatura es eso: la emoción (incluyendo el humor, claro). Considero que proporcionar sentimientos a tus semejantes es un deber, si trabajas con el arte. Como autor, no albergo demasiadas esperanzas con la política o la religión, para mejorar al ser humano. Creo en la revolución cultural permanente, que conduce a la evolución individual. De ahí que parte de mi obra tienda a crear librepensadores. Para eso, soy muy volteriano.  Cuando los pueblos sienten y piensan, por lo general es difícil engañarlos o volverlos fanáticos. Luego, la sensibilidad es las que salvará al mundo, tal y como reza el título de Vicente Aleixandre: “La destrucción o el amor” Por otra parte, creo profundamente en la existencia del alma. Así que para contestar a su pregunta, le diría que la que consigue crear esas sensaciones literarias es ella, ya que escribe mejor que yo (risas).

4) Hay poemas suyos tan intensos y apasionados como los de Gabriela Mistral, me viene a la memoria, Besos, por ejemplo; pero también tienen la fuerza y la rabia de no tener lo que se desea  de Alfonsina Storni, como La caricia perdida. Entrega y pasión melancólica de Lord Byron, ciertos reproches algo amargos de Baudelaire y yo diría que hasta la limpieza y la elegancia de Rubén Darío…pero con algo muy suyo, muy Arrieta, no solo por el desamor se pierde a quien se ama, también de mucho amar muere un amor. ¿Cuál es la manera más dura y dolorosa de perder a quien se ama, se puede remendar el amor herido?

Le agradezco mucho estas comparaciones, porque que le comparen a uno con autores de esa talla y sin conocernos ni debernos nada usted y yo, eso significa que algo estaré haciendo bien. El desamor es tan misterioso e imprevisible como el amor y he aquí de nuevo una apasionante dualidad. Quizá la manera más dura de perder a alguien, sea que esa persona te diga: “Ya no te amo” Probablemente sea un dolor tan intenso, como si a uno le arrancasen la vida de cuajo. Sin embargo, dado que esta última sigue, solo cabe relativizar tal pérdida, armarse de estoicismo y quizá pedir ayuda psicoanalítica. La poesía también puede curar, y mucho. Porque cuando un poeta hermano te habla, comprende tu dolor y usa la empatía mediante un poema contigo, tu ser interno cierra los ojos y se lo agradece...

5) Volviendo a la pregunta anterior, Sergio ¿Dónde y en quién  ha bebido usted el néctar de la poesía? ¿Quién fue su referente o su imagen inicial para comenzar a escribir poesía?

Cuando era adolescente, detestaba la poesía, tanto o más que las matemáticas. Me aburría como una ostra cuando tocaba leer y analizar poemas en el liceo. Hasta que un día, “entró” Baudelaire en el aula y efectivamente, me pareció que le hablaba a mi profundo malestar de adolescente. "Las flores del mal" fueron como un bálsamo, a la par que un detonante: despertaron en mí al poeta y empecé a versificar, hasta hoy. Se lo agradecí a Baudelaire, sobre su tumba en un cementerio de París. Lo gracioso, es que un día se lo conté a Luis García Montero y él me confesó algo parecido. Me dijo que tras un acto, fue a presentarse al poeta Blas de Otero, diciéndole algo así como: “Blas, es gracias a usted que soy poeta” y aquél le contestó con una sonrisa: “Espero que usted pueda perdonármelo, algún día”.

6) ¿Cree que a las mujeres, les gusta especialmente leer poesía escrita por hombres? Entre mis conocidas y yo hemos llegado a la conclusión de que nadie como una mujer para saber lo que siente otra mujer, sin embargo, nada como un hombre para hacer saber a una mujer como siente otro hombre cuando está con una mujer (risas) ¿Qué piensa usted de esto, Sergio?

Ha, ha, ésta sí que es una pregunta en forma de círculo vicioso. La verdad es que por lo menos en cuanto a la poesía, y ya voy por el cuarto poemario publicado, tengo un público mayoritariamente femenino. De todos modos, creo que el poeta es un ser andrógino, si bien con una sensibilidad literaria más femenina que masculina. ¿Quién podría dudar de que los poemas de Bécquer le llegan a la mujer, como si hubieran sido escritos por Rosalía de Castro? Además, soléis expresaros con entusiasmo y emotividad, cuando un poema os ha conmovido. El lector hombre es mucho más mesurado.

7) ¿Qué se recuerda más, la pasión primera o la última? ¿Y qué se olvida primero, un amor casto y puro, o una pasión sexual desbordada?

Quizá sea proporcional a la intensidad emocional o sexual (o ambas a la vez), con la que se vivió dicha relación. Y esa pasión puede sorprendernos en cualquier momento de nuestra existencia. No es forzosamente la primera o la última. Nadie puede saber si tal persona o tal otra es, o fue el amor de tu vida, hasta que ésta no haya acabado. Y lo primero que se olvida es lo que no te ha dejado ninguna huella emocional. Una persona puede tener, a la largo de su existencia muchas noches locas, sacando un clavo ardiendo con otro, por decirlo así, pero tendrá contadísimas historias de amor. Por lo general, una..., sea platónica o no.

8) La Poesía es intensa siempre, es una manera descarnada y sufriente, a la vez que efectiva de sacar de dentro lo que uno siente, sea para expresar felicidad, como desdicha ¿Si no pudiera utilizarla para expresar todos esos sentimientos, que otro medio utilizaría, se quedarían dentro suyo sin más, o acabarían saliendo igualmente, aunque de manera distinta?

Cuando era un niño, por lo visto ya apuntaba maneras artísticas. Sin que hubiera ningún precedente en mi familia, empecé a dibujar como un poseso, a imitar a cantantes (españoles o franceses) y quería tocar instrumentos de música. Hasta tal punto que unas navidades, mis familiares se pusieron de acuerdo y me compraron una batería, un acordeón, una guitarra española y una flauta. Suelo decir que aquel año, tenía un montón de juguetes ruidosos y a un padre que gritaba, ha, ha. Ya siendo adolescente, seguí con la música y empecé a escribir prosa y poesía. Pero para contestar a su pregunta, yo diría que la música es mi otra alma artística. De hecho, planeo formar un grupo de pop-rock. Así que continuará...

9) Si a su poesía la acompañara una melodía ¿Cuál sería? ¿La locura del Jazz, la intensidad del flamenco, la melancolía del blues, la fuerza del rock? le juro que me muero por saberlo, pues yo sus poemas los he leído envueltos en Fados.

Pues en adelante, escucharé los fados con más detenimiento... Ha despertado mi curiosidad. Mi poesía es, a ratos, muy parecida al blues, a la música celta e incluso a baladas rockeras. Como por ejemplo “Ábrete”, que es un poema de mi poemario y también la letra de una canción erótica, que algún día cantaré.

10) ¿A quién o qué, no escribiría nunca una poesía?

Nunca escribiría ninguna poesía a un ser humano inhumano. Esto es, a alguien que considerase que por razones políticas, religiosas o de otra índole, un semejante suyo que no piensa o no cree a su manera, merece ser ejecutado. Más bien escribiría poemas (y ya lo he hecho en otros poemarios o relatos cortos) que denuncien a esos desalmados.


11) ¿Quién le gustaría que leyera en voz alta una de sus poesías, o que se la susurrara?

Conozco algunas voces, sobre todo femeninas, preciosas y penetrantes. Tengo dos amigas que poseen una voz y una manera de recitar muy especiales: la modelo y actriz Elena Antón (para mí, una de las mujeres más guapas de España) y la talentosa actriz Norma Meilán. También citaría a las rapsodas Carmen Feito Maeso y Marina Pérez Fernández. Creo que para que alguien lea bien tus poemas, tiene que hacerlos suyos, sentirlos realmente. Su voz tiene que llevar los versos hasta tus oídos y verterlos en ellos, como cuando alguien te dice “te amo” al oído, pensándolo de verdad...

¿Y quién no le gustaría jamás que las leyera, como si estas fueran a perder su sentido o belleza si salieran de labios no deseados?

Pues por lo contrario, alguien que recitase de una manera artificiosa y demasiado teatral, declamando al estilo “tragedia griega”, sin zambullirse en la esencia de esas poesías. Entonces vale más que no las lea y deje al lector hacerlo solito.

12) Y para acabar, Sergio ¿Ha imaginado alguna vez sus poemas leídos por un Gato, y además, harto disfrutados? (risas)

Ha, ha, los gatos son increíbles. La verdad es que los animales me fascinan. Cuando empecé a escribir cuentos, con 14 años, casi siempre los protagonizaban ellos. Si un gato pudiese leer poesía en voz alta, creo que tendría hasta a los perros hipnotizados, porque son animales magnéticos. Eso sí, de referirse usted a la gata trotera que me está haciendo esta magnífica entrevista (de veras, una de las mejores que me hayan hecho jamás), puede usted leerme lo que quiera: estoy todo oídos.

Muchas gracias por atendernos, ha sido un placer inmenso conocerle y leerle. Y mucha suerte, o mucha mierda, la que menos “yuyu” le dé. Gracias Sergio por contar con este loco y trotero Gato.






Y marcho de nuevo en mi incesante trotar, Yo, el Gato al que un hombre no puede descifrar, aquel en el que la razón humana resbala ante mi indiferencia, el que guarda en los ojos números de oro y en su alma…la tristeza de no ser nunca Poeta.




(Texto que acompaña  a la entrevista, basado en poemas al Gato de Neruda, Borges y Baudelaire)



Una Entrevista de Yolanda T. Villar


©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

martes, 24 de junio de 2014

LA LUZ NEGRA DE TU AUSENCIA...de Sergio Arrieta



Tanto trotar por caminos y campos, por calles y vías, por ciudades y pueblos, uno no puede evitar pensar en todos aquellos que antes que él han pasado por esos lugares. Algunos dejaron huellas, otros han sido olvidados sin más y muchos viven en el recuerdo de muy pocos, solo en aquellos que muchos les amaron y no pueden ni quieren olvidarles…pero el olvido llega, cuando también se van los que te recuerdan ¿Qué queda de todo lo que fuimos e hicimos? ¿A nadie le importará ya? ¿Qué tengo que hacer para no ser olvidado del todo? Ser olvidado es morir dos veces, no ser recordado es vivir muriendo.
Me gustaría vivir en la piel de mi amada, que ella viviese a través de la mía, que respirásemos el oxígeno que desprenden las hojas verdes que trepan nuestras bocas y nos alimentáramos de la salvia hecha néctar que resbala por nuestros labios. Solo el amor y no las grandes gestas,  pueda hacernos vivir eternamente. Y es que el amor que tengo parece sombra, cuanto más alejado, más cuerpo toma. La ausencia es aire que apaga el fuego corto y enciende el grande.
El poeta dice que es la poesía, vestida de emoción, erotismo o melancolía, la que con su mirada nos lleva al misterio de la ausencia y es que los ojos de la poesía son dos lunas, con sendas caras ocultas.
Tal vez esa sea la fuente de la eterna juventud, el bálsamo de la inmortalidad, no morir mientras exista la poesía, la piedra filosofal del amor. Sergio Arrieta lo tiene claro, no solo se muere por perder la vida, se muere un poco cada día de tanto vivirla…


“ Sergio Arrieta nos presenta, vestidas de versos, sus más íntimas emociones, sus dudas y sus delirios, algún quebranto y muchas esperanzas, mil dolores pequeños y uno grande, el de las ausencias anunciadas y el de la inesperada. Con La luz negra de tu ausencia, quiere el poeta aferrarse al recuerdo inconsciente de aquellos a los que amamos y un día se marcharon, dejando tras de sí una estela de luz negra, que brilla a través de las estrellas de los ojos que les vieron partir; pero también recurre al recuerdo consciente, aquel que aparece cuando cerramos los ojos y pellizcamos el alma, atrayendo de nuevo a nosotros los momentos pasados y las sensaciones vividas ¡Aunque naciendo comenzamos a morir, no por ellos debemos dejarnos marchitar antes de florecer! nos dice Arrieta.

Desearía el poeta que la soledad fuera como el invierno, y la nieve se derritiera al calentar el sol, de esta manera, cuando dos soledades llegaran a juntarse, se creara un solo ser, nunca más solo, siempre complementado. Sergio Arrieta habla de estaciones invisibles del amor, aquellas que deben pasar una tras otra para conformar un ciclo ¿Qué nos aportaría siempre una primavera, si no hubiera un otoño que hiciera caer las hojas para evitar que mueran heladas en invierno? Solo puede vivir el amor y el recuerdo, si tras un cálido verano, le dejamos descansar y asentarse, renaciendo con más fuerza en una nueva estación, como la parra que se poda antes del frío para que brote sana y poderosa al llegar el calor.

Treinta y tres poemas, como treinta y tres edades de un Cristo que ha nacido para  morir, convirtiéndose en eterno al hacerlo, tatuado en las almas como flor de lis en la piel; poemas que hablan de presentes ausencias y de ausentes presencias, pero tan vivas como el primer día al usar el verso, como su sangre y su cuerpo. Arrieta no se cansa de repetirnos que de mucho amar, también muere el amor, de tanto acariciar, se desgasta la piel  y de tanto besar, el dulce sabor se torna amargo para morir insípido.
Es el poeta un Dante que de cornisa en cornisa recorre el purgatorio, en el cual las ausencias no le dejan alcanzar el cielo, y no le permiten descender al infierno, ausencias que despiertan sentidos y aletargan su razón.  Cuando el tiempo es un segundo o toda una eternidad.
La ausencia disminuye las pequeñas pasiones y aumenta las grandes, lo mismo que el viento apaga las velas y aviva el fuego…
Soberbio Arrieta e impecable este su poemario, dónde ante todo nos enseña que se ama con tanta intensidad como se deja de hacerlo, pero olvidar un amor, JAMÁS. “


LA COLINA DE LA LLUVIA
Juegan en la colina de lluvia.
Una niña, un niño, de blanco van,
como en un antiguo domingo.
Canta, baila, ella, hada, sin saber
que no crecen, ellas.
Corre, grita, él, príncipe, la protege,
así como su país de ensueño…

(Fragmento, Sergio Arrieta)



Una reseña de Yolanda T. Villar


©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

jueves, 19 de junio de 2014

ENTREVISTA CON...Alicia G. García



En ocasiones, cuando troto por la ciudad, siempre solitario aunque esté rodeado de gente, observando todo lo que pasa a mi alrededor, me pregunto si la soledad, aunque elegida, sea tan solo una manera más de esconder algún temor o alguna debilidad. Creo que en mi caso es tan solo una forma de protegerme de la inmensidad que me rodea, ya que aunque ágil y sigiloso, soy demasiado pequeño en un mundo de gigantes, y sería muy fácil para ellos atraparme y hacerme desaparecer bajo una gran suela de zapato; para mí, el resto del mundo es un Paul Bunyat con un hacha en la mano, talando árboles como el que troncha una espiga. Claro que si yo fuera su compañero Babe, no me importaría trotar a su lado. Pero no soy un gigante toro azul, solo soy un pequeño gato blanquinegro, demasiado inquieto y curioso como para esperar continuamente, a un compañero de camino, lento y con poca avidez.

Aún así, la soledad pesa en algunos momentos. Menos mal que al llegar a casa, por muy callejero que se sienta uno y por mucho que necesite su libertad, siempre me espera una cama blandita, comida fresca y unos brazos amorosos, aunque estos aprieten demasiado algunas veces ¿Pero qué pasa con todos aquellos que no tienen un motivo para volver a casa, que no cuentan con alguien esperándoles y ansioso por su retraso? Recuerdo cuando era un bebé. La pelirroja me llevaba siempre sobre su hombro, yo veía el mundo como si fuera ese gigante que hoy temo tanto, me parecía que podía alcanzar el cielo, atrapar los pájaros, casi podía sentir que podía volar, y si me emocionaba demasiado y daba un mal paso, ahí estaban sus manos para recogerme antes de caer siquiera. Me sentía poderoso, seguro, grande, muy grande.

Tal vez esa sea la razón por la que me aventure a trotar por las calles y no querer perderme nada, para volver a ser ese pequeñajo que se sentía enorme y poderoso desde lo alto de aquel hombro. Si creo que eso es lo que me hace ser como soy, que me enseñaron a ser valiente y sentirme fuerte. No es miedo lo que siento, solo que gato precavido, vale por dos.
¿Y todos esos con los que me cruzo y se sienten pequeños, insignificantes, diminutos, a pesar de ser auténticos gigantes, que les hace sentirse así, dónde está su talón de Aquiles, su miedo, su Bunyat?


Se llama Alicia, la oigo hablar y su voz, su conversación, me atraen hacia dónde se encuentra, creo que ella también se ha preguntado lo mismo que yo, y a diferencia de mi, tiene respuestas a estas preguntas. Una vez más, silencioso y sigiloso, observo lo que pasa a mi alrededor…


1)Enhorabuena Alicia, en primer lugar, por tan magnífica novela. Tengo que reconocer que tenía un gusanillo en la tripa cuando la tuve delante la primera vez, la verdad es que estuve un rato mirando la portada y sin pasar a la primera página, mitad expectante, mitad temerosa. La portada me decía tantas cosas, me sugería tanto, que tenía cierto miedo de no encontrarme con lo que esperaba…leí la primera página, el primer capítulo, y ya no pude parar, así de un tirón, olvidándome de todas las cosas que tenía pensado hacer ese día. Lo que me encontré superaba con creces mis expectativas. ¿Fue tan fácil para usted escribirla como a mí el leerla? ¿Cuándo se tiene una buena historia entre las manos, fluye sola o hay que azuzarla constantemente?

Lo primero darte las gracias por tu tiempo y por tus palabras. La portada de la novela, al igual que algunas escenas que se describen en la trama, estaba desde el inicio en mi cabeza, forma parte de un final al que deseaba llegar y que por suerte los personajes me dejaron hacerlo. Escribir no es fácil, ni mucho menos, cuando  escucho a alguien comentar esa frase tan repetida de “si yo escribiera mi vida, menuda novela” me apetece decir, “pues venga, a ello y si pasas de la página quince te la compro yo”. Por muy clara que tengas la historia, y por muy visualizados los personajes, intentar plasmar todo eso en palabras supone un esfuerzo tremendo, pero también es cierto que cuando lo consigues la satisfacción que te produce hace que te olvides de todas las horas empleadas. Cuando un párrafo, un capítulo, sientes que ha quedado tal cual tú querías, es maravilloso.
La idea esa de las musas a mí por lo menos no me pasa, yo por mi casa no he visto a esa tal musa paseando y si me la encuentro me va a dar un susto tremendo jajaja. Las historias, al menos a mí, se me meten en la cabeza y comienzan, por libre, a cobrar vida. Los personajes empiezan a interactuar y por mucho que quiera olvidarme de ellos, siempre están por ahí, molestando, hasta que consigo sacarlos. La idea puede estar, pero el trabajo es constante, metódico y de todos los días.

2) Otra cosa que me ha atraído mucho de su novela, Y por fin, el silencio, es el estilo con el que está escrita, sencillo, directo, claro, he tenido la sensación constante de que me estaban hablando los personajes directamente, como si yo fuera espectadora directa en lugar de lectora. Maneja usted perfectamente el lenguaje y las situaciones, transmitiendo el mensaje sin dejar lugar a la confusión ¿Su profesión como educadora ha pesado más en ocasiones, que la de escritora? ¿Es en este caso, el conocimiento humano y la experiencia, decisivas para escribir una novela como la suya?

Me gusta observar y escuchar, y eso te hace descubrir aspectos en la gente que luego, como no, trasladas a los personajes. Nuestro entorno está lleno de posibles novelas, solo hay que pararse a observar.
Cuando leo me atrapa más la historia, la acción, que las grandes descripciones y las frases largas y vacías, y cuando escribo procuro hacerlo como si yo fuese a ser la lectora. En una ocasión escuché a un escritor comentar que si estás describiendo la entrada de un personaje en un cuarto, no te puedes parar a hablar del estilo, forma, color e incluso olor de un mueble, si este mueble, no forma parte de la trama, porque el lector puede tener la sensación de que le están vendiendo humo. Y creo que tiene razón, si yo describo un jardín es porque en ese jardín va a pasar algo importante para el argumento y el lector debe conocer el lugar, sino, no tiene sentido hacerlo.

3) La novela es dura, no vamos a engañarnos. Los personajes se encuentran en un punto de sus vidas en las que es muy fácil dar un paso en falso y caer, sin posibilidad de levantarse, pero también, tienen el poder y la fuerza de pegar un brinco y salir de dónde se encuentran si fueran capaces de enfrentarse a ellos mismos ¿Qué es más complicado, enfrentarse a la vida que te rodea, o enfrentarse a uno mismo? ¿Una cosa no se puede alcanzar si primero no se ha conseguido la otra?

Todos tenemos un proceso madurativo en nuestra vida, a todos nos suceden cosas, unas buenas y otras malas, y ambas debemos ser capaces de aceptarlas, asumirlas y aprender de ellas. Si dejas tras de ti algún aspecto sin cerrar, sin resolver, es muy probable que marque tus decisiones y tu presente y futuro. En ocasiones enfrentarse a sucesos de nuestro pasado es muy duro, pero si no lo hacemos, es difícil que logremos avanzar.

4) Sus personajes son quienes son debido a la infancia que tuvieron; su carácter, su personalidad, su modo de ver y enfrentarse a la vida, su manera de relacionarse con los demás y con ellos mismos. Usted es educadora, yo también lo soy, ambas sabemos que durante la infancia se asienta la personalidad y creamos el tipo de relaciones que tendremos con los demás, los niños son esponjas que lo empapan todo, lo bueno y lo malo, son maleables y curiosos ¿La educación que reciban es la clave de cómo serán de mayores, de tal palo tal astilla? ¿El entorno es fundamental, o entran en juego otros aspectos, tal vez la genética? Es una suposición.

La educación y el entorno nos marcan a todos, eso está claro, y tus experiencias vitales en los primeros años de vida, son fundamentales, ya que para ti, lo que vivas en esos momentos es lo que consideras normal, porque no tienes capacidad, ni referentes para comparar. Cuando creces y observas tu entorno, descubres otras formas de vida, de comportamiento, otros valores, y entonces eres tú quien decides como quieres ser.
No nos engañemos,  no es lo mismo criarse en un barrio de clase media, con unos padres preocupados por tu educación, que te tratan con cariño y respeto, que te cuidan, miman, te marcan límites y te muestran un ejemplo en sus relaciones sociales y personales positivo, que si lo haces en un entorno donde la violencia física y verbal es lo normal, donde los consumos es lo habitual y donde la ausencia de respeto entre los miembros de la familia es total. En el segundo caso el esfuerzo que debe realizar esa persona para modificar sus hábitos, le puede llevar a dejarse arrastrar por la rutina y mantener los ejemplos que a él le dieron de pequeño.

5) Novela negra, Thriller psicológico, misterio, secretos,  Y por fin, el Silencio nos muestra una amalgama de personajes torturados, que cargan duros pesos sobre sus espaldas y que luchan consigo mismos por seguir adelante, algunos quieren olvidar, otros huir hacia adelante, otros aceptarse a sí mismos, pero todos con algo en común. Los adultos les fallaron en un momento de sus vidas, cuando más los necesitaban, la infancia. ¿Se puede perdonar y olvidar siendo adulto, aceptándose tal como se es, o para no olvidarse de quien eres, es necesario no olvidar jamás y perdonarse solo a uno mismo?

Olvidar determinadas situaciones pienso que es imposible, aceptarlas y asumirlas como algo de tu pasado, que te ha marcado y que debes superar si no quieres que condicione tu presente y tu futuro.

6) En su anterior novela, “Buenos días”, ya nos encontramos con personajes oscuros, si me permite la acepción. Personajes que no pueden avanzar porque algo terrible les ha ocurrido y no saben cómo afrontarlo y salir de su situación, y es ese momento clave, el que trunca sus vidas, el que les confiere esa oscuridad en la que se encuentran y que parece emanar de ellos chocando contra todos los demás. Miriam, una adolescente que carga con su pasado y con un presente que le impiden vislumbrar un futuro, y si lo hace, le parece demasiado tenebroso, y Elisa, la protagonista de “Y por fin, el silencio”, una detective de policía cuyo pasado es un lastre para ella y su presente...tan incierto como su futuro. ¿Es para una mujer mucho más difícil abrirse camino en la vida, en todos los aspectos? ¿Nos encontramos más desprotegidas? ¿Es algo cultural, social, una impronta que arrastramos desde los orígenes?

En los últimos años los avances en cuanto a los derechos de la mujer, no se puede negar que han sido muchos y muy importante, sin embargo, creo que aún hay demasiado por lo que pelear. No concibo que se cuestione la valía de una persona en función de su sexo, es algo que no me termina de entrar en la cabeza y por supuesto, me niego a aceptar diferencias en cuanto al trato o a los derechos. Por desgracia, todavía existen pensamientos y actitudes que nos indican que hay que seguir reivindicando una igualdad total. No sé si la palabra es más desprotegidas pero si pienso que para una mujer alcanzar un determinado puesto, o lugar le va a suponer el doble de esfuerzo que para un hombre, y en muchas ocasiones tendrá que decidir entre cuidado y atención de sus hijos y trabajo.

7) Si para los mayores nos recomendaron “Más Platón y menos Prózac” ¿Más cuentos y menos consolas, sería una buena recomendación para los niños? Más bien para los padres de esos niños.

Encontrar un equilibrio es fundamental, no pasa nada porque un crío juegue a la consola un rato, es normal, es el mundo en el que ellos se mueven, al igual que antes se jugaba más en la calle. Lo que no se puede es “aparcar” a los niños en las nuevas tecnología, dejarles “enganchados” para que no molesten. Deportes, actividades al aire libre, lecturas, compartir momentos de ocio con los padres, hermanos o amigos, y por supuesto, algún rato con la consola, tampoco es malo.

8) Quitando hierro al asunto ¿Hay lugar para la esperanza en el mundo de hoy? ¿Y para los sueños? ¿Hay esperanzas aún para el ser humano o somos un caso perdido? (risas) ¿Cómo se imagina usted, Alicia, ese mundo?

Por supuesto que hay esperanza, que triste sería pensar lo contrario. En ese futuro que me pides que imagine me gustaría que la gente usase más un sentido que a veces se nos olvida que existe, el sentido común, hay cosas que nadie te tiene que explicar, que la propia lógica te tiene que llevar a ellas, el respeto, el compañerismo, el cariño, la necesidad de alabar lo positivo de quienes te rodean, en lugar de recrearnos en lo negativo. Un mundo en el que sea más importante ser que tener. Creo que todos nos sentiríamos más felices.

9) Yo solo puedo decirle que para mí, el mundo ya mejora mucho cuando hay buenas historias que contar y alguien dispuesto a escribirlas y lograr que lleguen al resto, pues no solo vale con escribir, hay que saber transmitir. Usted lo logra, y muy bien, por cierto. Así que tengo que preguntárselo ¿Para cuándo una nueva novela? sin desvelar nada que no hay que tentar a la suerte…

La próxima novela que voy  a presenta al público es una novela infantil, titulada Bernarda, la dragona, que ya se ha editado en Chile, y que confío que en España esté a la venta en un par de meses. Un proyecto que me hace mucha ilusión. Escribir para niños es una gran responsabilidad, ya que sus primeras experiencias y contactos con los libros pueden marcar el que en su edad adulta sean lectores o no. Además son muy exigentes y si algo no les gusta y no les atrae te lo dicen y punto, tengo que estar preparada para esa dosis de sinceridad, jajaja.
También estoy terminando de documentarme para otro proyecto que confío tener listo para principios del año que viene, una historia en la que se mezclarán dos mundos muy diferentes y dos realidades que en un principio nada tienen que ver. Y hasta ahí puedo leer (risas)

10) Si un gato que trota por el mundo en busca de historias que contar y leer, y se emociona con lo que encuentra, es que todavía hay una posibilidad por pequeña que sea de vivir en un mundo mejor. Usted escribe cuentos, para mí, el medio idóneo para llegar a los niños y tocar la fibra sensible de los mayores ¿No sería estupendo cientos de cuentos sobre gatos blanquinegros, que leen y sueñan? (risas)

Jajaja, en mis cuentos el gato es de rallas, porque así es el que vive en mi casa, y es sobre el que me invento historias para contarles a mis hijas, pero igual aprovecho tu idea y comienzo a pasarlos a papel para que más niños disfruten de ellos.

Alicia, muchas gracias por su tiempo, su escritura y su buen hacer. Un placer inmenso. Espero que nuestro trotar se cruce de nuevo con una próxima novela, o próximas…Gracias.

Una suerte para mí conoceros, daros mil gracias por este rato, por vuestras palabras de ánimo y por el apoyo que supone para los escritores que comenzamos el tiempo y el esfuerzo que dedicáis, de forma desinteresada, para dar a conocer nuestras historias. Gracias por acercarnos a los lectores y a nuestros sueños.


 Creo que ha llegado la hora de regresar hoy a casa, necesito un achuchón y quién sabe, tal vez hasta deje que me bañen, tal vez…o tal vez no.


Una Entrevista de Yolanda T. Villar


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Y POR FIN, EL SILENCIO de Alicia G. García





No es fácil para un gato  trotar por un mundo de humanos, pues nos guste o no, no hay ciudad, pueblo, o sendero en mitad de un bosque, que no esté pensado por y para ellos. Pero si algo he aprendido de mis  siete vidas y mi trotar incesante, es que tampoco es fácil para los propios humanos; tan ocupados en imponerse al resto de seres vivos sobre la tierra, en ser mejor que los de su propia especie, conseguir más riquezas, estatus y prestigio que su vecino, los hombres se han olvidado de lo más importante, ellos mismos.
Yo procuro pasar desapercibido, pero no porque tenga algo que ocultar a los demás, es que soy yo mismo quien he de ocultarme de ellos para poder vivir tranquilo y observarles; si me descuido, me llevo un puntapié, un pisotón o alguien intenta agarrarme del rabo por la sola satisfacción de sentirse superior a un ser veinte veces más pequeño que él y más indefenso. Seamos realistas, se salvan más vidas gatunas siendo rápido y discreto, que arañando. A los humanos nos les va mejor que a mí, cuando tienen que relacionarse entre ellos, pues los más fuertes intentan por todos los medios, imponerse a los más débiles, a los más indefensos, intentando agarrarles, metafóricamente, por sus colas y lanzarlos luego al aire solo por el placer de verles estamparse contra el suelo. Afortunadamente, siempre hay alguien dispuesto a levantarte del suelo y tenderte una mano, solo que la mayoría de las veces, no sabes distinguir amigo de enemigo, sobre todo, cuando son muchas las veces que han dado con tus huesos en tierra.

Ya sabéis, si perro apaleado lo recuerda siempre, gato escaldado no lo olvida jamás.

Y es difícil saber lo que se oculta en verdad tras los ojos de una persona, tras la puerta de su casa, tras la armadura de su alma; a no ser que seas Alicia G. García, y hayas escrito Y por fin, el silencio, novela en la cual, los laberintos de la mente y el comportamiento humano, se abren de par en par al lector….


“Alicia G. García nos presenta la debilidad del ser humano y su más grotesco y oscuro lado, en forma de novela. Con Y por fin, el silencio, los rincones más ocultos y las esquinas más inaccesibles del alma y la mente humana, quedan al descubierto; con una prosa amena, sencilla, directa, clara y sin floritura alguna, la autora nos sumerge en una historia hecha de historias, una mezcolanza de personajes y secretos que amalgaman como leche y café, creando una simbiosis perfecta entre todos ellos, logrando magistralmente, cual hilo de Ariadna, unirlos a todos ellos, dejando el camino marcado para retornar a la salida del laberinto, si es que se quiere salir de él.

Para conocer el presente y el porqué de los actos de los personajes, hemos de viajar al pasado, en dónde las culpas de los padres, se tornan cicatrices en los hijos, sin haber manera posible de tapar las heridas con un tatuaje que disimule las marcas del dolor sufrido. Conoceremos a María Antonia, cuyo dolor y frustración la ha convertido en piedra, utilizándose a sí misma, como arma arrojadiza contra su propio hijo, Teo, cuyas cicatrices son tan hondas, que traspasan su alma y su mente, perforándolas y creando en su interior un agujero tan negro, que es devorado por su propia oscuridad. Lucas, joven policía que sin saberlo, arrastra consigo las culpas y la demencia ajena. Almudena, que con su envidia, egoísmo y su silencio, es tan grotesca como el peor de los monstruos. Fermín, lobo con piel de cordero y corazón de hierro. Y Elisa Antuña, Inspectora de policía, cuyas cicatrices aún sangran por un pasado que no puede ni quiere olvidar y por un futuro que le resulta irreal e inalcanzable, casi tanto como la felicidad que nunca tuvo de pequeña y que se le resiste de adulta.

Y alrededor de ellos, tres mujeres asesinadas sin conexión aparente entre ellas, tres policías que se sienten frustrados por no poder resolver un antiguo caso que vuelve a ellos, como depredador que acecha a sus presas, sin saber, que la resolución está más cerca de lo que hubieran imaginado jamás. Lucas, Arturo y Elisa, no solo han de enfrentarse a un asesino y tres casos no resueltos, sino que antes, deberán resolver sus propios miedos y  sacar sus esqueletos del armario.

Historias que se cruzan, mezclan, superponen, sobrepasan y algún día, tendrán que ser cerradas.

Miedo, pesadillas, frustraciones, reproches, resquemor, cobardías, resentimientos, odio y fracasos. Alicia G. García, nos abre la puerta de la sinrazón humana, de nosotros depende, gritar ante el dolor o permanecer en silencio mientras lo padecemos. Y por fin, el silencio, es un grito contra la impasibilidad del ser humano, ante el dolor ajeno…y el propio. Magistral.”



Y POR FIN, EL SILENCIO
Alicia G. García

EDITORIAL
El Desván de la Memoria

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Una Reseña de Yolanda T. Villar

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

martes, 10 de junio de 2014

ENTREVISTA CON...Antonio Bosch Conde




Desde este tejado se observa perfectamente la ciudad, todo aquel que quiera desplazarse por ella ya sea a pie, bici, transporte público, coche, moto, cornisas, tiene que pasar por aquí, por el epicentro de la urbe; si todos los caminos conducen a Roma, el centro de mi ciudad lleva al resto del mundo. Por eso me encanta este privilegiado lugar, dónde me convierto en el gran ojo que todo lo ve y que no es visto porque soy demasiado insignificante para que alguien ponga sus ojos en mí.

He escogido al fin mi profesión ideal. Gatodetective Privado. Curioso, infatigable, sigiloso, silencioso, entrometido…lo tengo todo para llegar a ser uno de los más grandes de la profesión, incluso una chica guapa de formas rotundas y caminar bamboleante, ella aún no lo sabe, pero acabará loca por mí en cuanto venga a solicitar mis servicios detectivescos, los otros, para cuando nos conozcamos más. ¡Mi gatita se hace la dura, disimula lamiéndose la manita mientras me mira picarona desde su ventana! ahora me da la espalda y mira atentamente un anuncio de comida gourmet para gatos que echan en la tele ¡Cómo le gusta hacerme sufrir! aquí hay una tensión sexual no resuelta.

Pero yo soy un tipo duro de mirada enigmática, mi rostro, esculpido por el tiempo cuya sonrisa torcida bajo mis bigotes pugna por salir para ocultar tanto dolor sufrido en esta vida, tanta emoción contenida; los oscuros y tenebrosos ambientes, el humo de los cigarrillos y el vapor que emana de las alcantarillas tras una fría noche de lluvia, son mi escenario predilecto, aunque cambio los apestosos cigarrillos que me provocan tos y estropean mi aterciopelado maullido por un delicioso regaliz para gatitos buenos. Este soy yo, duro como Spade, sin dejarme amilanar como Hammer, astuto y caballero como Marlow. Solo necesito alguien que quiera contar mi historia.
Cerca de mí,  escucho una interesante conversación entre un escritor que  borda el género negro, y una pelirroja –dista bastante de ser Lauren Bacall, la verdad− que le escucha atentamente. Es Antonio Bosch Conde, el Raymond Chandler valenciano y de ojos claros, mente retorcida para las negras historias y ágil pluma para contarlas. Sí, sin duda Él es el mejor para contar mi historia. Escucharé atento y esperaré mi turno…



1) Bailando un Tango Quebrado. Cuando una lee por primera vez el título de su novela, no sabe muy bien a qué atenerse, qué es lo que le espera tras él. Miras la sinopsis del libro, parpadeas rápidamente, miras de soslayo a un lado y a otro, y vas corriendo a internet a ver qué nos dice sobre ese peculiar tango; y todo te lleva a su novela una y otra vez. No hay duda, hay que leérsela de cabo a rabo sí o sí para saber de dónde sale ese extraño título. ¿Era lo que pretendía Antonio? ¿Dejarnos pensando y ocasionarnos un quebradero de cabeza? (risas)

Como se explica en el libro, nada ocurre por casualidad. Ni en el interior ni en el envoltorio. Tanto la portada como la sinopsis y el propio tango que cuenta la parte pasional de la historia y que se puede escuchar previo a la lectura, tienen como principal objetivo atraer al lector. Es como un guiño, como una mirada fija hacia los ojos del lector para tratar de seducirlo y que se anime a adentrase a los renglones de la historia.  No sé si esto ocasionará algún quebradero de cabeza, pero de “quebrados” va la historia.

2) Como soy una gran amante de la novela y el cine negros, cada vez que cae en mis manos una nueva obra de este género, soy como un niño con una chocolatina, no puedo esperarme a llegar a casa para comérmela, quito el envoltorio rápidamente en mitad de la calle y empiezo a mordisquearla. Sin embargo, ese mordisqueo con su novela se convierte en una recreación lenta y pausada de la misma, pues no es lo que parece en un principio. El que espere encontrar una novela al uso, se va a llevar una gran sorpresa ¿Es premeditado? ¿Huye de toda etiqueta y se deja llevar por la pluma?

Las chocolatinas son una pequeña muestra de algo muy intenso y sabroso. De nuevo tengo que decir que no hay nada casual, todo es causal. Bien es cierto que la etiqueta de novela negra fue la primera que me colgaron cuando publiqué “Sístole y Diástole” y que han mantenido en “Bailando un tango quebrado”. Quizás sería más correcto usar una de las vertientes de la novela negra y denominarlo novela detectivesca, pero aún así, para mí no llega a ser correcto, o por lo menos no completamente. Para mí es mucho más. La trama detectivesca existe y sirve para acompañar y entretener al lector. Le da vida y le da forma a la historia, pero hay algo que no se puede obviar, la pasión. Para ello, es muy importante redactar y transmitir las relaciones personales de los personajes. Toda esa coctelera es “Bailando un tango quebrado”. Una coctelera que hay que agitar a ritmo de tango, lógicamente.

3) ¿Qué hay de su vida cotidiana y de lo qué y quienes le rodean en su novela, Antonio? ¿Perfiló cada personaje al milímetro, o poco a poco, ellos se han hecho a sí mismos?

Siempre hay algo de uno mismo en sus personajes, en algunos más que en otros, pero nada es completamente cierto. La mejor manera de crear es la observación previa. Las personas somos cada una de diferente manera, siempre hay algo que nos sorprende en la gente. Yo trato de fijarme en las personas con las que me relaciono y observo sus reacciones. En aquellos casos que me cuadran para mi historia, trato de robarles un pedazo de su alma y la traslado al papel. De todas formas no hay nada perfilado milimétricamente. Tanto la historia como los personajes tienen una base inicial, pero van evolucionando durante la escritura.

4) Arcadio es muy antihéroe. Es un personaje que se ve  superado por las circunstancias de la vida, y se deja llevar en un momento dado por la necesidad sin saber muy bien dónde se mete. Sin embargo, luego demuestra tener una agilidad mental que pocos esperaban de él, un poco Colombo, si me lo permite, un Sancho Panza incluso ¿Cómo nació Arcadio, en quien se inspiró para imprimirle carácter?

Arcadio es un tipo normal que se ve enfrentado a una adversidad muy cotidiana, en primera instancia. Hay cientos de miles de Arcadios a nuestro alrededor. Yo mismo lo soy, de alguna manera. Si bien es cierto que, en este caso, la historia se complica de manera ya no tan habitual, y el reto que se le plantea a este personaje hace que saque lo mejor él. Yo te diría que Arcadio acaba por descubrirse a sí mismo, desarrollando ese yo interno e intenso que tenía guardado bien adentro. Solo el ser humano que se enfrenta a una adversidad, sabe cómo reacciona, llegado el momento. A veces los aparentemente más fuertes, luego no lo son. Y viceversa.
En cuanto a la inspiración para la creación de este personaje, bien podría ser Sancho Panza, pues el Quijote también tiene un papel en “Bailando un tango quebrado”, pero en realidad me fijé más en el Dr. Watson, el narrador y colaborador en las historias de Holmes.

5) Manuel Laborda es todo lo contrario. Vuelvo a remitirme a los clásicos de la literatura y el cine, pero es todo un Bogart en el Halcón Maltés ¿Es usted amante de este género literario o simplemente busca la mejor manera de expresar una historia sin pensar de antemano en que estilo lo hará?


Totalmente de acuerdo. Manu podría ser ese Bogart que comentas. Siempre me ha parecido un tipo muy interesante y al que admiro. Además de Sam Spade, el detective de El Halcón Maltés, lo que me fascina es cómo interpreta películas como Casablanca, La reina de África o Sabrina: un tipo duro, un “malote” que guarda un gran corazón. Así es también Manuel Laborda, una persona capaz de cambiar su vida por amor, aunque aparezca todo lo contrario.

En cuanto al estilo, no lo pienso, porque ya se encarga el resto de etiquetarme. Yo solo espero que lo hagan, para luego huir.

6) Y no podía faltar la chica, Antonio, esa mujer de bandera, misteriosa, con tacón de aguja, medias de rejilla y un sinuoso movimiento de caderas. Muy a lo Verónica Lake o Myrna Loy, si me lo permite. Sin embargo, en su novela, no es un simple adorno o una fuente de problemas, es parte importante de la misma. Me gusta que haya cambiado el papel de la mujer en estas historias ¿Cómo nos ve usted, dentro y fuera de una novela, como protagonistas y escritoras?

Te lo permito. Que cada uno elija la mujer más glamourosa que quiera para comparar a Remedios Dávila. Para nada es un adorno, Reme va mucho más allá de ser una mujer bonita y elegante. Lo es, arrasa por donde va, pero es humana e inteligente. Un personaje con tanto carácter que, en ocasiones me instruía a mí mismo por dónde debía caminar la historia. Se merecía el papel principal en la portada.
En cuanto al papel de las mujeres escritoras, poco puedo decir, porque es evidente que están arrasando en el panorama literario.

7) En  Bailando un Tango Quebrado, no podía faltar la música, de lo contrario sí hubiera sido algo decepcionante; pero no solo es que no falte, es que está presente en toda la novela, siendo parte importante y prácticamente resolutoria de algunas “penurias” que se presentan en la historia, dándole a la trama un ritmo y marcando un compás al lector. Música y literatura ¿Qué hay de una en la otra, y qué papel juega para usted la primera en su novela, en su propia vida?

La música es algo primordial en mi vida y así lo traslado en mis novelas. Todos tenemos una banda sonora en nuestras vidas y, para mi gusto, los libros también deben llevarla. Si en “Sístole y Diástole” era “Palabras de amor” de Serrat, en “Bailando un tango quebrado” no podía faltar. Me gustan las canciones que te cuentan cosas, que te transmiten algo. En esta novela, empecé de la mano de Javier Calamaro, un artistazo en Argentina, aunque por aquí se conozca más a su hermano Andrés. Os invito a que lo escuchéis y entenderéis porque amo musicalmente a este tipo, con quien tengo una buena relación personal, en la distancia. Con su beneplácito, unas palabras previas de una de sus canciones ayudan en esta historia de intrigas y acertijos. La respuesta ha sido uno de los mejores regalos que me han hecho y que aquí voy a transcribir literalmente, como parte de uno de sus correos: “ Pero lo mejor viene ahora: ¡estoy terminando un disco tremendo! Y será de tango...en honor a vos.
Decía que en esta novela empecé de la mano de Javier Calamaro, para terminar escribiendo mi propio tango, el que cuenta la historia pasional del libro. Un libro con banda sonora propia. Tenía ilusión por escribir una canción, y así lo hice. Un regalo para los lectores del libro, pero sobre todo para mí. Se puede escuchar en https://www.youtube.com/watch?v=22iLa0Nq2AY


8) Otra cosa de las que llaman la atención en la novela, es el estilo empleado para contarla. En primera persona y en pasado reciente, siendo el narrador absolutamente consciente de lo que dice, pues esa es su finalidad, contarnos lo que ocurrió tal y como pasó; pero va más allá, en ciertos momentos hace cómplice al lector haciéndole tomar sus propias decisiones sobre como seguirá la historia ¿Podemos decir de ella también, que es una novela interactiva?

Siempre escribo en primera persona. Me gusta hacerlo así, aunque a veces dé que hablar, porque se me hace protagonista de las historias que cuento. Esto tiene una dificultad, pues solo puedes contar lo que el personaje-narrador ve. El motivo es el que dices, hacer más próxima la historia. Lo de buscar la complicidad del lector es algo que me gusta. No quiero un lector pasivo, sino que quiero que me acompañe en la historia, por eso, en mis novelas intento inventar algo nuevo, mis propias licencias, algo que active al lector y le haga participar, o cagarse en mí, si es necesario, siempre que sea para bien, lógicamente. El lector debe ser un personaje más de la historia.

9) Si yo le digo:”…Un telefón que contesta, una vitrola que “yora”, viejos tangos de mi flor y un gato de porcelana pá’ que no maulle al amor…” ¿Qué me diría? Es mi tango favorito.



Te diría que es un tango para escuchar y para bailar a media luz, justo cuando se abrazan las sombras, y los cuerpos pasan a un segundo plano. En esa media luz, las curvas solo se insinúan, dando el principal protagonismo a los sentimientos, que buscan su compás al ritmo de las pasiones desbocadas. Lo puedes bailar en Corrientes, camino de Mar del Plata y también lo puedes hacer en el salón de tu casa, en el parque o en el corazón. El tango es pasión y por eso elegí este tipo de música para acompañar mi historia.

Y hablando de pasiones, te dejo una curiosidad, para quien no se haya dado cuenta. “Bailando un Tango Quebrado” también se puede leer como “Bailando un TQ”


10) No podía faltar una pregunta Insignia en el Gato Trotero, y creo que en su caso viene que ni pintada ¿Qué relación guardan los viajes con las novelas, son una inspiración o son necesarios para darle movilidad a una historia?

Son totalmente necesarios. Me siento incapaz de escribir una historia ubicada en un sitio en el que no haya estado en mi vida. Yo trato de mezclar los escenarios que conozco perfectamente, con aquellos que me atraen y de los que me documento in situ. En “Sístole y Diástole” tenemos dos escenarios. Aunque, por cuestiones familiares he nacido en Alicante y he vivido en Sevilla, Madrid, Barcelona o Valencia, de donde es la mayor parte de mi familia, quise ubicar la primera parte en un tiempo y lugar cómodo para mí. La elección fueron los años ochenta en Godella, el pueblo valenciano donde más tiempo he vivido. Pero para la segunda parte decidí viajar a la Toscana, porque me parece un paisaje precioso. Para ello, me desplacé hasta allí, reservando solo la primera noche de hotel en Pisa. Con la compañía de una amiga y de mi hija, que por entonces contaba con tan solo 6 años, alquilamos un coche y paseamos, además de por Pisa, por Florencia, Siena y San Gimignano, sin saber dónde íbamos a dormir cada noche, con un papel y un lápiz como principal equipaje. En “Bailando un tango quebrado” los escenarios son Valencia, Madrid y Benasque, tres escenarios que conocía de sobra, pero que, en caso de los dos últimos, también repasé y paseé con papel y lápiz en la mano. Las descripciones callejeras que se pueden leer en ambas novelas, están escritas directamente en la calle.

11) ¿Qué referentes literarios o personales son los que le empujaron y le mantienen en este loco mundo que es la escritura?

Bueno, hemos hablado de Sherlock Holmes de Allan Poe, aunque realmente hay muchos. El desaparecido García Marquez, Vargas Llosa o Pérez Reverte. Me divierte la vida canalla con sabor a mojito de Hemingway, la pasión rítmica de Antonio Machado o la sátira producto de las diferencias entre Góngora y Quevedo. También hay gente buena no tan conocida. De todas formas, y con mucho peso, están los músicos que escriben y cantan poesía. Además del mencionado Javier Calamaro o su hermano Andres, soy adicto a la música de Joaquín Sabina, Antonio Vega, Manolo García, Coti, Jorge Drexler, Fito Paez, Fito Cabrales, Rafa Pons, o Marwan.

12) Para acabar, y con pena, pues está siendo un placer charlar con usted Antonio. Un nuevo vástago suyo ha visto la luz, otro miembro de su familia que viene a colmar la felicidad que trajeron Sístole y Diástole  -sin olvidar su novela corta, En Blanco y Negro- y Bailando un Tango Quebrado. ¿Fue una gestación complicada o ya la experiencia hizo parte del trabajo? ¿Y el alumbramiento, como ha ido?


La gestación fue progresiva, no es flor de un día. “Ensoñaciones”, que así es como se llama esta nueva obra, realmente es un compendio de diferentes textos breves que había ido escribiendo en diferentes momentos. Se trata de poesía, de prosa poética, de sentimientos en voz alta, con muchas metáforas. Creo que se ha conseguido un libro lleno de musicalidad y cariño, un latido en cada página. Además de todo, también quería demostrar a la gente y a mí mismo, que puedo moverme en diferentes terrenos, tratando de evitar así las etiquetas. Lo de la novela detectivesca estaba bien, pero yo quería más. Con “Sístole y Diástole” trataba de explicar que, más allá de los asesinatos, era importante la historia de amistades de dos niños que crecen juntos, el primer amor, la resolución en edad adulta, con “Bailando un Tango Quebrado” quise escribir el Tango para dejarlo más claro, pero con “Ensoñaciones” no he querido dejar ninguna duda al respecto. Y no es todo, hay más palos de la baraja literaria que tocar y que ya tienen forma, pero eso se verá más adelante, en próximas publicaciones.

“Ensoñaciones” realmente no iba a salir tan pronto a la luz, pero con motivo de ser ganador del Premio de Literatura Éride 2014, surgió la oportunidad de acelerar el proceso y ordenar el cajón desastre de lo ya escrito.

Le deseo lo mejor a usted y a su familia numerosa. Un placer, tanto haberle leído, como haberle conocido. Mucha mierda. Y gracias por su tiempo.

Muchas gracias a ti. Un placer.

Creo que aún tengo mucho que aprender de ese mundillo para que se escriba mi historia…así que volveré a mis tejados, descampados y  callejones, si algo pasa en esta ciudad, yo lo sabré.


Una entrevista de Yolanda T. Villar


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