jueves, 2 de octubre de 2014

Patologías de Natalia Carbajosa



Mi primera vez en el médico de gatos fue algo traumático. Cuando desperté en la clínica, mi último recuerdo de consciencia fue comer un poco de pienso y beber algo de agua. A partir de ahí, mis recuerdos se hacen borrosos y lo siguiente que alcanza mi mente a vislumbrar son las manos finas y delicadas de una humana rubia, de voz agradable y amplia sonrisa llamándome por mi nombre de forma cariñosa, como si fuera mi madre pero sin lamerme los costados.
No me encontraba bien. Me sentía extraño. Mis patas no obedecían las órdenes que les indicaba mi cerebro. ¡Sólo quería mantenerme en pie! Pero nada, caminaba pero tropezaba con la nada. ¡Qué extraña situación!
Aprovechando mi debilidad, la mujer que sonreía me tomó en su regazo, me levantó, me depositó encima de una báscula, me volvió a coger, rebuscó algo dentro de mis orejas, en mi boca... ¡hasta en el punto oscuro de la exclamación que se libera cuando levanto mi rabete en el aire!
Apenas unos minutos después, escuché la tan complicada palabra que daba explicación a mi extraño padecer:
¡Me parece que este gato tiene una patología! - dijo la mujer que sonreía.
¿Qué era una patología?
A mí aquello me recordaba, por los documentales de La 2, a esas aves con dos cucharas superpuestas por pico, que son ágiles y fluidos cuando nadan sobre el agua, pero que resultan bastante cómicos cuando abandonan el líquido elemento y andan sobre sus palmeadas patas con cierta torpeza. Y sin embargo, yo no me veía plumas por ningún lado...

Patologías es una propuesta original de relatos cortos que busca contarnos, mediante el hilo conductor de la enfermedad humana en un variado grupo de muestras, el modo en el que el ser humano se enfrenta a los problemas cotidianos de su vida: cómo los enfoca o reconoce (si es que lo hace) y cómo se enfrenta a ellos.
Los hay conscientes, como la Mentira o la Violencia; también los hay inconscientes, como el Insomnio o las Visiones. Algunos constituyen herramientas para alcanzar objetivos, como la Conspiración o la Manipulación; sin olvidarnos de la Cleptomanía, que podría brindarle a quien la padece unas singulares vacaciones a la sombra, tras las rejas de alguna penitenciaría.
Sea como fuere, Natalia Carbajosa compone un hermoso lienzo compuesto de telas muy dispares entre sí a priori. Sin embargo, la escritora tiene la capacidad y el acierto de saber enfocar cada patología con claridad para ofrecérsela al lector de un modo elegante, con un estilo limpio y aseado, y una prosa camaleónica, que se adapta perfectamente al entorno sobre el que va saltando de relato en relato, de patología en patología.
Detras de unas historias nada faciles de confeccionar y que al mismo tiempo entretienen, también regala al lector pequeñas píldoras de reflexión en cada relato. A veces, si sabemos leerlas adecuadamente, es posible que, al menos una vez, nos veamos reflejados en alguno de los protagonistas que moran en las páginas de este libro. Y es que todos estamos expuestos a padecer patologías...
Afortunadamente a algunos se las han detectado y ya las han vencido o andan luchando contra ellas. Pero algo me da que muchos aún no estamos siquiera diagnosticados, y creo que quizá no es tanto por falta de acierto médico, sino por el miedo que nos inunda a que nos lean en voz alta una diagnósis adversa... Por eso, nada mejor que leer Patologías de Natalia Carbajosa, porque es probable que su lectura nos ayude a perder lastre y a mirar la vida de otra manera.
 
Finalmente supe que estaba enfermo, pues la palabrita significaba eso: una enfermedad. Lo mío, según la mujer que sonreía, era estrés, demasiada tensión acumulada... La verdad es que, analizando mi vida hasta la fecha, el único estrés que conocía era el de pensar en no hacer nada en todo el día, salvo comer y dormir. Así que desde entonces, y a falta de Prozac (todavía no aprobado para consumo felino), entre festín y siesta, me siento en el suelo tratando de ocupar el mínimo espacio posible, juntando mis cuatro patas en apenas un centímetro cuadrado, y miro fijamente un punto indeterminado del salón. Relajo mis músculos, dejo de parpadear, se podría decir incluso que mi respiración y los latidos de mi pequeño corazón se detienen. Mi entorno se desdibuja, nada a mi alrededor me altera porque ya no existe; sólo yo, y el infinito concentrado en un punto cualquiera de mi salón. Cualquiera diría que soy un gato de escayola...


 PATOLOGÍAS
Natalia Carbajosa

 Editorial Áglaya
Narrativa
 
ISBN 84-956-6957-9



UNA RESEÑA DE Santiago Navascués

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