viernes, 10 de octubre de 2014

DORITA ORDEN de Aurea-Vicenta González





“Preciso tiempo necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
que hacer con él
tiempo
en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo no puedo abrir
y cerrar
como una puerta

tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo

tiempo para esconderme
en el canto de un gallo
y para reaparecer
en un relincho
y para estar al día
para estar a la noche
tiempo sin recato y sin reloj

vale decir preciso
o sea necesito
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.”

(Tiempo sin tiempo de Benedetti)



El que un Gato que pasa los días Trotando, y que sea tan “vagamundo” como amante de su cálido hogar y su mullido sofá, venga con cuitas y preocupaciones sobre el tiempo y los tiempos que corren, suena harto paradójico, por no decir, raro de bigotes; uno pensaría que no puede existir preocupación alguna por el paso de las horas en un ser que carece de atadura ninguna y horario laboral fijo que cumplir, que tan pronto pone rumbo al horizonte al caer la tarde, como le maúlla canciones de amor a la luna desde lo alto de un tejado. Ahora troto por el mundo, ahora me tumbo durante horas en mi reconfortante sillón. Sin prisas y pausadamente.

Pues nada más lejos de la realidad.

Alguien que como yo cuenta con siete vidas en su haber ¿Cómo no preocuparme del inexorable paso del tiempo, si hace mucho del mismo que dejé de contabilizar cuántas vidas llevo ya consumidas? Las primeras dos se viven despreocupadas, sin importar el mañana, y la mayor parte de las veces, ni tan siquiera el hoy, solo se vive y punto, que mañana será otro día. La siguiente ya es más complicada, comienza a pesar el tedio y la decepción por lo anteriormente vivido, cuando ya todas las vidas parecen la misma vida. Y se baja la guardia, y se vive desvivido y deslucido pensando que aún queda mucho por delante y que no importa perder algo de tiempo y holgazanear en sueños y experiencias que ya vendrán en otra ocasión.

¡Y unos bigotes!

Entonces se pierde la cuenta de lo que no se vivió, que lo vivido grabado a fuego está, y no se sabe cuanto queda por vivir; y el tiempo comienza a ser un bien preciado y precioso, se convierte en oro puro. Y toca vivir lo no vivido, lo que queda por vivir y lo que nos depare la vida. ¿Ven? Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es nuestro…


DORITA ORDEN es el nombre con el que Aurea-Vicenta González nos presenta su trilogía con el personaje de la simpar investigadora como protagonista. En ella encontramos “De 0 a 23. Asesoría”  su primera novela corta sobre Dorita y su curiosa agencia de nombre no menos peculiar y que este Gato ya tuvo la suerte de leer y reseñar hace algún tiempo. “Quizás en unos momentos” es el segundo relato sobre la tenaz investigadora, en él, Aurea nos hace dar unos cuantos pasos hacia delante en el tiempo, y nos presenta a una Dorita más madura, la cual tiene ahora nuevas inquietudes y sobre todo, una prioridad: su hija Fátima. El tiempo ha pasado, los personajes han crecido tanto en experiencia como en preocupaciones, y la vida se torna compleja ahora que la familia ocupa un papel primordial y su bienestar está por encima de todo. Sin embargo, eso no quita para que Dorita se vea de nuevo envuelta en un turbio asunto que comienza con un violento asalto a su oficina, y tras el cual, todos los miembros de la Asesoría tendrán que aunar fuerzas y contactos para una vez más, enfrentarse a un delicado caso.  El tiempo, puede ser nuestro mejor aliado, aunque también, en un  plis plas, todo puede cambiar de repente y nuestra vida dar un vuelco…
Cierra la trilogía “El tiempo es algo muy liviano”, la tercera y última parte sobre la sagaz y valiente inspectora. De nuevo el tiempo entra en acción en esta nueva entrega, Aurea nos sorprende (y nunca mejor dicho) con un avanzado paso hacia un futuro tecnológico; sin duda alguna es la historia más futurista de las tres, en la cual encontramos una Dorita al más puro estilo “Blade Runner”, en dónde la ciudad de Termas, hogar de Dorita, se ha convertido en toda una ciudad del futuro y los viajes entre continentes, un suspiro en el tan ansiado tiempo. Fátima ha crecido, es una adolescente inteligente y ávida de conocimientos que, como todo joven de su tiempo, quiere vivir y experimentar por su cuenta; ella y su abuela Judith, hasta hace poco dos desconocidas la una para la otra, pero con más cosas en común de lo que ellas mismas pudieran pensar, se adentrarán en la búsqueda de preguntas sin respuestas…hasta la fecha, un misterio y un cuadro del  Greco, será lo que las una y les haga aunar sus conocimientos. Por su parte, y a pesar del contratiempo que supone para Dorita tener a su hija lejos de ella y cerca de su abuela, se verá de nuevo inmersa en un caso de enormes proporciones y repercusión mundial.

Aunque gran amante y admiradora del Greco, esta que les cuenta lo es también, y mucho del Bosco, y así es como veo yo esta trilogía, como el famoso tríptico del Jardín de las Delicias…un pasado tranquilo comparado con los tiempos que corren (De 0 a 23. Asesoría), un presente radiante, cargado de proyectos, ilusiones, una nueva vida y mucha alegría (Quizás en unos momentos) y un futuro incierto y algo sombrío, en el cual, de nosotros depende avanzar sin destruir y no olvidar que lo que un día sembramos, otro, recogeremos (El tiempo es algo muy liviano).

Para desgracia de los seguidores de Dorita Orden, se cierra así la saga que Aurea-Vicenta comenzó en “De 0 a 23. Asesoría”, pero a una le cabe preguntarse ¿será esta una decisión inamovible? Bueno, que el Tiempo sea quien hable…




DORITA ORDEN

Aurea-Vicenta González




ISBN: 978-84-15799-37-5

Edita: El Fantasma de los sueños S.L


UNA RESEÑA DE Yolanda T. Villar


©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

8 comentarios:

  1. ^_^ Una pregunta lanzada al viento, El Gato Trotero, una respuesta que todavía no he meditado siquiera pero, SI (con mayúsculas) Yolanda Toledo Villar, expresar mi agradecimiento más sincero por esta estupenda crítica de "Dorita Orden" y enviarte la seguridad de que si la saga continuase, de una manera u otra, TÚ tendrías la noticia en exclusiva, por algo es muy tuya, ¿verdad? Un beso grande y un achuchón inmenso al minino más hermoso y literato de la Red.

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    1. No sabes como me gustaría ver de nuevo a Dorita en acción...y se que no soy la única, pues es un personaje muy entrañable para muchos lectores, te lo aseguro.

      Un beso enorme!

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  2. Hola Yolanda, mi comentario no tiene nada que ver con esta entrada sino con vuestra visita a Alarcón. Te prometí que te diría como me fue y la verdad es que tanto mi marido como yo, volvimos encantados. Parece un lugar mágico, un pueblo de la edad media en donde no hay ni un anuncio, ni tiendas. ni nada que indique que estamos en el siglo XXI. Dormir en su castillo, ahora parador, fue toda una experiencia. Uno de los días nos despertamos con tanta niebla que me permitió hacer unas fotos preciosas.
    También impactantes los murales de la Iglesia de san Juan Bautista.
    Aunque a mí lo que más me gustó fue enterarme de que desde la torre de los Alarconcillos,el infante D. Juan Manuel observaba las estrellas. Tus explicaciones, antes de ir, hicieron que lo disfrutase doblemente. Un abrazo

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    1. Cuanto me alegro Conchita de que la visita e instancia en Alarcón te gustara tanto. La verdad es que tiene un encanto especial, tanto el pueblo como los alrededores...cerca de allí, mi familia tiene una granja a la antigua usanza, pues al igual que Alarcón, parece que el tiempo no haya pasado por allí.

      Un beso enorme, y cuando volváis por Cuenca no tienes más que decírmelo y seguro que te puedo recomendar sitios fabulosos. Espero que la próxima visita sea a Belmonte, ese castillo te enamorará.

      mil besos Conchita!!!

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  3. Hola Yolanda,después de Alarcón estuvimos allí, en Belmonte. Tienes razón , es un lugar que enamora. Cuánta historia en sus paredes. tengo que volver para ver el castillo terminadito, porque tenía muchos andamios. A partir de ese día me leí la vida de Eugenia de Montijo, de la que no sabía mucho. Solo lo que contaban en una película de Luis Mariano"Violetas imperiales. Seguro que no te suena ni la peli y el actor, pero cantaba de maravilla.
    Mi marido salió enfadado. No le gustó el arreglo con los ladrillos rojos que hizo la emperatriz pero a mí me encantó. Un abrazo.

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    1. Hola Conchita!
      La verdad es que el contraste del ladrillo rojo con el resto del castillo impacta la primera vez que lo ves, es como mínimo sorprendente. A mi tampoco me gustó mucho al principio, pero luego, con el paso del tiempo y sobre todo del día, me parece realmente hermoso. La luz artificial al llegar la noche sobre sus paredes, el reflejo de la luna ( la última vez que lo visitamos lucía una luna llena espléndida) el susurro del viento...no se, lo hacen especial.

      Por supuesto que conozco la película Violetas Imperiales, y a Luis Mariano, eternamente enamorado dentro y fuera de la gran pantalla de su platónico amor, Carmen Sevilla...mi madre era una gran admiradora de ambos y de la película, la cual me he visto unas cuantas veces, jajaja.

      Sigue disfrutando de mi segunda casa, esa tierra Conquense de belleza sin parangón.

      Un abrazo Conchita!

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  4. Me ha encantado la reseña que haces de Dorita Orden, Yolanda como siempre genial! Contrastando el pasado, el presente y el futuro, comparándolo con el tríptico de El jardín de las Delicias. Mirando a El Greco, un maestro para la autora Aurea Vicenta González, que sigue inventando y escribiendo con ese estilo vivo que la caracteriza. El estilo podría asemejarse al Greco, sí. Una luz y unas dimensiones distintas, todo recreado y estilizado hacia el cielo, así es el estilo de nuestra escritora. Muchos besitos a las dos.

    Esther Llull

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    1. Querida Esther, es que Aurea Vicenta le da a sus relatos ese toque artístico que los hace tan especiales y sobre todo, admirados. Bosco, Greco, Zurbarán, incluso Kandinsky ¿No te parece que su obra se llena por momentos de color y geometría?

      Un beso enorme para ti, Isthar!

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