lunes, 30 de diciembre de 2013

DOS SIMPARES VIAJEROS Y UN GATO TROTERO, EN TIERRAS VALENCIANAS III: LAS TORRES DE SERRANOS

Solemnes y majestuosas, dan la bienvenida al visitante de la Ciutat Vella


“…Como el hambriento, que hartar dessea
su peligrosa hambre en la vianda,
y aunque en un ramo dos mançanas vea,
que ygualmente el desseo le demanda,
jamás lo cumplirá hasta que sea
inclinado el desseo a la una vanda;
assí elegí de dos a quien servía
a vos, en quien Amor sin fin sería.
Si dos ferozes vientos ygualmente
la mar combaten, brama y s'embravesce…” 

Mi improvisado compañero de ruta nocturna y yo, caminábamos charlando tranquilamente por las calles de la Ciutat Vella de Valencia, su esplendoroso casco antiguo; lo hacíamos relajados, como si no fuera noche cerrada y se tratase de un radiante día de sol, y lo hacíamos como dos viejos amigos que encuentran en su paseo una manera perfecta de pasar el rato juntos y contarse sus penas y alegrías. En realidad éramos dos extraños vestidos de manera más extraña todavía, recorriendo una ciudad de noche sin saber muy bien dónde ir y sobre todo, porqué. 

Al dejar atrás sus muros, la ciudad vieja te acoge en su seno
 
Pero aunque resultase difícil de creer, pasear y charlar junto a Mossen Osías, estaba resultando gratificante y enriquecedor, amén de agradable; Mossen que se había mantenido taciturno y en silencio la mayor parte del tiempo, al comenzar a andar por las calles de la ciudad del Turia, comenzó a relajarse de tal manera, que hablar y compartir poesías y anécdotas fue todo uno. Y resultaba tan magnético oírle hablar, tan hipnótico escuchar sus palabras y vivencias. Me hablaba de sus tiempos mozos como Halconero Real, de su pasión por los viajes por mar, su enfrentamiento con los Piratas del Mediterráneo y sus recuerdos de cuando fue armado Caballero. Mossen era todo experiencias y vivencias sin parangón ¿Estaría loco de remate el buen hombre? ¿Serían ciertas todas esas historias? vale que todo resultaba más raro que un perro verde, pero, ¿No lo era más aún el encontrarme dónde me encontraba y con quién? en ese caso, si esto era real ¿Porqué no lo iban a ser sus palabras? 
Fuese como fuese, la noche estaba resultando hasta la fecha, además de extrañísima, entretenida. 

Cubiertas, terrazas, torres y campanarios coronan el paisaje que conduce al Mediterráneo
 
Mossen me pidió al salir de la Lonja que, dado que había venido a la ciudad por “peculiar camino”, quería entrar como debía hacerlo un Caballero y un hombre de bien, por la Puerta, como Dios Manda, pues solo los ladrones y truhanes, lo hacían a través de subterfugios y malas artes. Era imposible negarse a su petición, pues hasta para demandar un favor, Mossen utilizaba grácil poesía. Y tras un rato pensando, no tuve la menor duda. No había mejor
entrada y con mayor solera, que las Torres de Serranos. Y allá nos encaminábamos charlando y agarrados del brazo, como los Caballeros acompañan a las Damas. Este hombre me tenía cautiva con sus palabras y maneras.
Hacía un rato que habíamos pasado la Calle del Negrito, y llegábamos ya al final de la Calle Juristas, casi en las mismísima Plaza de los Fueros, cuando al avanzar un par de pasos, las vimos con toda su Nobleza y Magnitud, como las Vigías que siempre habían sido, uno de los Doce Antiguos Ojos de la Muralla. Y es que una no se cansaría nunca de verlas así viva centenares de años cien veces seguidas. 

Detalle del hierro forjado que escala hasta lo alto de las torres
 
Se quejaba sin embargo Mossen de verlas tan solas ahí en medio, desprotegidas, sin el apoyo de su muralla, sin soldados sobre sus almenas ni caballeros protegiendo su entrada y es que no podía entender mi compañero de Iluminaria quién había podido derribar la columna vertebral de la ciudad. Triste quedó al saber que había sido el antiguo Gobernador de la provincia, Cirilo Amorós, quien ordenó semejante derribo, allá a finales del siglo XIX. No sé si esta fecha resultaba demasiado lejana o demasiado futura para mi Halconero, pero sin duda alguna, si resultaba triste en demasía al ver su cara de penar y desilusión.
Intenté animarle diciendo que viéndolas allí de pie, erguidas como Titanes, eran todo un orgullo para la Ciudad y sus ciudadanos, sin contar con lo que sentiría el Maestro Pere Balaguer al verlas intactas y espléndidas, tantos siglos después. No sé si surtió efecto, pero mi compañero pareció más animado y ágil que hacía un momento, pues sin dudarlo dos veces, comenzó a subir presto y sin demora su larga escalinata que llevaba al interior de las Torres. No tuve más remedio que seguirle. Y subir a lo más alto de las Torres había sido siempre para mí, una cruz mientras lo intentaba, una dicha cuando lo había alcanzado. En ese momento, tras los pasos de Mossen, sin aliento y cansada, un viacrucis.
De nuevo me sentí un pequeño hobbit tras los largos pasos de su Mago. 

El escudo de Valencia forjado en hierro da y cierra el paso a los visitantes
 
Escaleras estrechas arriba, escaleras laterales que llevaban a una reja, de nuevo escaleras angostas en un más angosto pasillo, un respiro al llegar al primer piso, y un enorme agujero interior que dejaba ver el piso inferior. El cansancio y el mareo hacían mella en mí, y eso que todavía no había alcanzado a mi compañero que seguía subiendo y subiendo como si no hubiese mañana. La belleza de las vistas siempre lograban hacerme olvidar cuando emprendía de nuevo una subida a las Torres, que me enamoraban tanto como vértigo me ocasionaban. 

“…Levante sopla tanto y el Poniente,
qu'el uno vence y otro s'enflaquesce.
Assí es mi pensamiento, a do se siente
que dos desseos combaten, y él se offresce
a luego elegir uno, el qual se inflama
derechamente en vos, do bive y ama.
Y no creáys que soy tan innocente,
que vuestra gran ve
ntaja no he sabido,
mas muere el cuerpo triste porque siente
que su deleyte solo va perdido;
y de su parte alega (astutamente)
qu'el fuego allí primero es encendido,
y qu'é1 siente más gloria, o más tormento,
y no hay que hazer más, si él es contento…” 


El antiguo cauce del río es hoy un una arteria principal del ocio deportivo


Al alcanzar la segunda altura, me apoyé cansada sobre el muro que mirando desafiante al Turia, me ofreció reposo y aliento; soplaba fuertemente el viento allí, era una noche tibia, pero allá arriba, Eolo hacía de las suyas, mostrando su poder y su humor, haciendo que un pequeño tiritón recorriera mi espalda. Una vez arriba del todo, si fuese capaz de subir, el viento sería capaz de derribarme o llevarme volando como hoja de morera…pero resultaba tan relajante hallarse allí en ese momento; pero duró poco, seguí en busca de Mossen, a pesar de su energía y sus ganas, era un hombre mayor y cualquier traspiés le haría caer por tierra.
Pero casi fui yo la que cayó de bruces al llegar a la siguiente altura. Miré hacia mis pies y me quedé sin aliento al ver que pisaba una plataforma de duro metacrilato que dejaba ver el suelo y la gente que caminaba por la calle; siempre lo olvido, siempre lo hago. No mirar al llegar a ese punto, no mirar. Pero una vez más, como desde hace años, miré. Y sentí que la ciudad entera y la misma Puerta, daba vueltas sobre mi cabeza; o era mi cabeza la que daba vueltas como satélite alrededor de su planeta.
Cuando creí desvanecer y caer rodando por el suelo, Mossen me tendió su mano y me ayudó a recobrar el equilibrio y el aliento, que creí perdido o raptado por el viento que azotaba las Torres. 
−No tengáis miedo, Compañera –me dijo−mi brazo es vuestro bastón, mis ojos vuestra ventana, mis palabras, vuestra guía. Mi dulce esposa Isabel sufría a menudo de ligeros mareos debidos a la altura, apoyarse en mí, le permitía sentirse segura; de nuevo, os ofrezco mi brazo y espalda, Señora mía.
Y fue su cuerpo mi cortavientos y sus palabras mi barandilla. Entonces al mirar al otro lado, enfrentándome a la bella visión del Turia nocturno, descubrí la maravilla de los tejados y callejuelas de la Ciutat Vella, desde la Plaza de Manises, hasta La Seu, desde el Miguelete, hasta Santa Catalina. Imposible dejarse vencer por el vértigo, Valencia no lo permite poniendo la guinda al pastel de tan bella ciudad, haciendo mágicas sus pequeñas alturas y convirtiendo sus tejados, en balcones de arte.
Desde lo más alto de las Torres, junto a la ondeante Senyera, viento, belleza, ciudad, compañía y tejados, crearon un remolino de sensaciones y recuerdos, que por un momento creí ver por los ojos de Mossen, y que él veía a través de los míos. Valencia hoy y siempre, hipnotiza y enamora. Así pasen siglos y pasemos las personas como si fuéramos viento. 

Detalle de una gárgola en la que un león protege a un inocente
 
Nos vieron las gárgolas volar junto a ellas, algunas nos sonrieron, otras nos hicieron muecas, algunas intentaron mordernos, y otras atraparnos, pero todas ellas, sintieron ser carne como nosotros sentimos ser aire.Y no nos habíamos movido de la almena. Pero habíamos viajado lejos, muy lejos, tanto, como las alas de la mente nos permitieron.
−Querida Compañera, esto es entrar como se debe en una Ciudad Histórica –me dijo−ya no me siento un bribón, ni un “asaltacaminos”, ahora si puedo seguir mi camino y sentirme Señor de mi Casa. Voy en busca de mi morada ¿Me acompañáis, amiga?
Y por respuesta cogí de nuevo su brazo y marché junto a mi Halconero, en busca de esa su morada, ya un poco mi Santo Grial. Un Halcón, se unió a nosotros por las calles de la Ciutat Vella.
¡Qué maravilla era estar tan loca, no quería recuperar la cordura jamás! 

“…El casto entendimiento acude presto
y su razón deshaze a gran porfía,
diziéndole que amo, con prosupuesto
con que un raposo o lobo amar podría:
límite hay en su amor, y no es honesto,
sino appetito bruto y osadía.
Si en fuego el que assí ama está caýdo,
no sea llorado, no, ni defendido…” 






TORRES DE SERRRANOS
Dirección: Plaza de los Fueros, s/n
46003 Valencia
Teléfono: 963 91 90 70

HORARIO:
Desde el 15 de marzo al 15 de octubre:
- Martes a sábado, de 10:00 a 19:00 horas
- Domingo y festivos, de 10:00 a 15:00 horas
Desde el 16 de octubre hasta el 14 de marzo:
- Martes a sábado, de 10:00 a 18:00 horas
- Domingo y festivos, de 10:00 a 15:00 horas
Permanecerá cerrado los días 1 de enero, 1 de mayo y 25 de diciembre.
Los días 24 y 31 de diciembre cerrará por la tarde


©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
FOTOGRAFÍAS: Santiago Navascués Ladrón.
TEXTO: Yolanda T. Villar.

martes, 24 de diciembre de 2013

¡Feliz Navidad!

El equipo que componemo El Gato Trotero queremos agradeceros vuestra fidelidad a este espacio al que tanto esfuerzo y empeño dedicamos para que os guste. Deseamos seguir contando con vosotros, al tiempo que esperamos que disfrutéis de unos días felices en compañía de los vuestros.
Nos vemos en unos días.

Fdo. Yolanda T. Villar y Santiago Navascués


viernes, 20 de diciembre de 2013

BANU QASI, LA HORA DEL CALIFA, de Carlos Aurensanz




Tras casi dos años de espera, desembarca en las librerías de toda España un buque histórico de gran eslora: Banu Qasi, La hora del Califa, la tercera y definitiva novela que pone fin a la trilogía y que narra el devenir de uno de los clanes más interesantes a la par que desconocidos del período de dominación árabe en la península ibérica.
Si en Los hijos de Casio asistimos al auge de los Banu Qasi en la Marca Superior, y en La guerra de Al Ándalus pudimos comprobar cómo los descendientes trataban de mantener lo conseguido por el gran Musa Ibn Musa frente al empuje de sus enemigos, en esta última entrega Carlos Aurensanz detalla con rigurosidad la lucha de los herederos por evitar el declive de una dinastía guerrera que acumuló casi doscientos años de dominio sobre unas tierras de frontera azotadas por el acoso de los ejércitos de la cristiandad.
Del mismo modo que en la segunda novela, existen varias novelas dentro de la misma, pues se entrecruza la que narra los sucesos que viven los Qasi en Tutila y otros enclaves de la Marca Superior junto otras tres tramas más: por un lado, la que narra el crecimiento de Abderramán III, y  su posterior ascenso al poder (primero como Emir y más tarde como Califa); la que cuenta la numantina defensa de Burbaster gracias a Ibn Hafsún y sus hijos frente al sitio qurtubí (bien podría acuñarse un nuevo término que tomase de Bobastro su nombre aplicado a una férrea defensa de una alcazaba); y por último el punto de vista cristiano de la época, que se contrapone al musulmán, dominante en todas las novelas, y que se centra fundamentalmente en la estrategia político-militar que emprende el reino de Pamplona para ampliar su poder y su influencia.
La hora del Califa sigue desgranando distintos pasajes de la vida cotidiana de la época que resultan muy interesantes para los amantes de la novela histórica, como la vida en la corte del emirato o cómo vivían las mujeres de un harem. Así mismo, se aprecia una mayor presencia de escenas de cierto contenido erótico, resultando más explícitas que en las novelas precedentes.
Construida sobre una imprescindible base histórica dominada por el autor con maestría (la bibliografía utilizada es vastísima pero al leer la novela el autor no trata de demostrarle al lector esa afirmación de superioridad que sí destilan otros escritores del ramo), desde el punto de vista literario es la novela más redonda que Carlos Aurensanz ha escrito hasta la fecha. Su técnica narrativa ha ido depurándose, los personajes llegan con facilidad al lector, sus diálogos son creíbles, el lenguaje sigue siendo sencillo pero sin artificios que desvíen la atención para adornar la historia. No los necesita, el autor tiene entre manos un relato tan potente que cualquier accesorio resultaría incluso molesto.
Carlos Aurensanz ha cerrado de manera muy acertada una trilogía muy compleja, nada fácil de resolver. Llama poderosamente la atención que, siendo su primer proyecto (a pesar de estar dividido en tres) haya sido capaz de estructurar con tanta habilidad una trilogía como la de los Banu Qasi. Es, sin duda alguna, la constatación de ese refrán que dice “la casualidad no existe”, que detrás de cada éxito, como a buen seguro lo será esta novela, existe un esfuerzo metódico y perseverante curtido con la determinante herramienta de la pasión.
Todos aquellos lectores que quieran disfrutar de una novela histórica sólida y de calidad no deberían perder la oportunidad de leerla. Circunscribiéndonos a un género que en la actualidad se encuentra  claramente saturado, La hora del Califa se encuentra entre las tres mejores novelas del año.

BANU QASI. LA HORA DEL CALIFA
Carlos Aurensanz
EDICIONES B
Novela Histórica

Una reseña de Santiago Navascués

viernes, 13 de diciembre de 2013

DOS SIMPARES VIAJEROS Y UN GATO TROTERO EN TIERRAS VALENCIANAS II: LA LONJA DE LA SEDA

La Lonja de la Seda: Patrimonio de la Humanidad


“…Alguna parte (y mucha) he yo hallado
de gran deleyte al triste pensamiento;
si alguno de dolor me vio cercado,
mi alma acompañó muy gran contento:
en quanto un simple amor m'á conversado,
no creo que hay más bien, ni aun yo lo siento,
y si con atención se mira y siente,
deléytame el dolor mezcladamente.
Muy presto haré vida d'ermitaño
por más honrrar de Amor su grande fiesta,
y a nadie duela mi bivir estraño,
que amor me cita, emplaza, y amonesta.
Yo le amo por sí solo, y no m'engaño:
si el bien me da que puede, ¿qué le resta?;
que si a dexar su mal me determino,
será bivir más triste de contino…” 


Fachada interior, vista desde el Patio de los Naranjos

Mossen Osías y yo seguimos a pleno trote al misterioso caballero que nos gritó silencio al otro lado de la calle, y trote es la palabra, pues nos hizo seguirle a los pies de los caballos, como si el mundo se acabara aquella noche. El curioso personaje nos condujo velozmente alrededor de la Lonja, desde la fachada de la Plaza del Mercado pasando por la fachada lateral de la calle Cordellats hasta llegar a la fachada posterior en la calle La Lonja. Fue toda una sorpresa encontrar abierta dicha puerta de acceso a la Lonja, pues si las horas en si ya eran lo bastante extrañas, el “portero” lo era mucho más ¿No estaríamos haciendo algo ilegal? el caso es que fuera así o no, seguí sin pestañear a aquel hombre así como a mí me seguía el Caballero del Halcón; teníamos que parecer un grupo la mar de curioso, así, vestidos de extraña manera dos de ellos y para más INRI, ahora que me daba cuenta, yo iba en pijama, y caminando uno detrás de otro, en fila india. Todo un show. Pero la verdad es que a nadie parecía importarle, no eran muchos los que encontramos en el camino, pero los pocos con los que nos cruzamos ni siquiera repararon en nosotros, y con esas pintas, ya era cosa extraña, ya. 

Motivos zoológicos y mitológicos adornan las puertas de entrada
Pero incluso caminando tan rápido como lo hacíamos nosotros, no pude evitar tomarme unos segundos de contemplación de la fachada, y es que en ese momento, a esas horas de la noche, en pijama, en compañía de aquellos dos caballeros, creo que vi de nuevo la asombrosa belleza de la misma. Como aquella primera vez hacía ya varias décadas, cuando siendo una niña mi padre me llevó a visitarla y en mi pequeñísima presencia el edificio me pareció tan grande y hermoso como el castillo encantado de una princesa. Recordé la visita que hicimos unos años después a aquella primera vez, con el colegio, y mi profesor se desgañitaba intentando explicarnos los detalles arquitectónicos y decorativos de cada una de sus fachadas; pero nosotros estábamos muy ocupados imaginando princesas secuestradas en la torre, dragones vigilando desde las ventanas, caballeros a caballo entrando a rescatar a sus damas…y nuestro desmotivado profesor nos mostraba aquella belleza como el que recita la tabla de multiplicar. Sin embargo, ahora la miro, y veo la grandiosidad de la Portada gótica flamígera, con sus flamantes arcos apuntados formando a su vez un fabuloso arco conupial ¿No estaría orgulloso de mí ahora mi profesor? no entiendo como pude entonces ignorar sus palabras, si la verdad es que estas se quedan cortas para explicar lo que nuestros ojos ven.

Patio de los Naranjos, la escalinata conduce al Pabellón del Consulado
Ya entonces llamó mi atención la base de la Portada, donde de unos jarrones nacen toda una decoración vegetal que se alterna con pequeñas figuras humanas de aspecto grotesco, animales fantásticos (de ahí nuestra obsesión en aquella excursión por los dragones) e incluso cabezas humanas…Si, aquella seguía siendo mi parte favorita de la Portada Este.
Y no era la única que estaba obnubilada por aquella Portada, pues digna era de ver la cara de Mossen Osías mirando ojiplático y boquiabierto la misma, como la del niño que ve por primera vez la Cabalgata de los Reyes Magos. Y si bien tenía cierta parecido mi caballero halconero con el Rey Melchor, de nuevo en esa noche, me sentí una alumna detrás de su maestro, o porqué no, detrás de mi propio Mago, pues si de Rey no tenía nada mi Caballero halconero, su aspecto y su aparición si le daban aire de Mago ¿Sería mi Gandalf? creo que he leído demasiadas veces el libro y he visto otras tantas la película. 

Salón Columnario
−Realmente fascinante, es de una belleza simpar y un detalle exquisito −dijo para sí mismo Mossen− el Rey David con una onda en las manos en la ventana derecha, y Sansón abriendo las fauces de un león en la izquierda. Maravilloso. ¿Quién pudo crear algo así, tan grandioso, tan soberbio? nunca imaginé que algo así pudiera hacerse realidad.
Y me siguió, hablando consigo mismo y mirando asombrado todo lo que iba descubriendo alrededor; pensé que así se sentiría Santiago cuando ve por primera vez todo lo que yo llevo viendo tanto tiempo, cómo ven los niños, con asombro y magia.
Mossen Osías me seguía sin preguntar nada, así como yo seguía al misterioso caballero, sin preguntar nada tampoco. ¡Qué locos debíamos estar los tres! y yo seguía sin saber a dónde se dirigía el caballero halconero cuando nos conocimos. 

Detalle de una de las columnas
Y entonces lo vimos en todo su esplendor delante nuestro. Estábamos en la Sala de Contratación, o Salón Columnario. La Gran Joya de la Lonja.
Entre medias de todas aquellas columnas, que parecían infinitas, mirando al techo y dejándose guiar por los arcos de crucería, como una maraña de carreteras sin fin, de mil caminos que se cruzan unos con otros, recordé lo que sentí aquella primera vez. Cerré los ojos y volví a ser una niña. Creí entonces haber entrado en un bosque de palmeras enormes, cuyas ramas y hojas llegaban al cielo, al Cielo del Paraíso. Y perdí la noción del lugar y el tiempo durante, vaya usted a saber cuánto. Volando entre nubes, cogiendo estrellas, persiguiendo extraños seres y jugando con animales mitológicos, volando y volando. Hasta que de nuevo toqué con los pies en la tierra, ayudada por las palabras de Mossen Osías.
−¡Majestuoso, monumental, magnifico, realmente regio! –exclamó Mossen− es de una belleza sin parangón y de una grandiosidad exuberante. Realmente increíble que algo así se hubiera podido hacer al fin.


La proporción es la base del insuperable trabajo del Maestro Pere Compte

“…Jamás pudo negar mi entendimiento
que sus tristezas son mejor partido
que otr'alegría qualquiera, ni contento,
pues trae allá su mal un bien cumplido;
y parte del que a causa suya siento
es el que a qualquier
triste es concedido,
que más si él mismo llora se consuela,
que todo el mundo llore, y dél se duela...“
 
−En verdad es imponente, lo sé, no esperaba menos que vuestro asombro –dijo al fin nuestro extraño Cicerone− todo artista y maestro trabaja no solo para pasar a la historia, sino para ver como los ojos de quienes lo miran, lo respetan y admiran. Es una gran recompensa sin duda. ¡Bienvenidos a mi Gran Obra! −y abrió los brazos mirando al cielo como el que muestra un gran tesoro y un secreto al fin descubierto, al resto. Soy el Maestro Pere Compte, y este es mi hijo parido con mis manos y mi alma toda. De ahí mi empeño en que se guarde silencio y no se alborote cuando estoy creando, toda mi atención debe centrarse tan solo en mi obra, en ese hijo que nace y si algo falla, nacerá marcado para siempre. 

El demonio también enreda en las paredes que dan acceso a la capilla
Qué razón tenía aquel buen hombre. Y qué razón tenía también Santiago al recordarme que cenar poco y ligero era la clave de un buen dormir. Mi empacho me tenía sumida en una locura total. Pere Compte, el primer constructor de la Lonja, el que puso la primera piedra en 1482, está delante de mí mostrando orgulloso su obra, según él, recién acabada o casi, según yo y los libros de historia…hace más de quinientos años. Recapitulemos: estoy en pijama, en plena noche y en la Lonja, acompañada de un Mossen Halconero y un tipo que dice ser Pere Compte, anteriormente me había hablado mi gato y un halcón llamó a mi ventana para que le siguiera por toda la ciudad. Pues de perdidos al río, sigamos a ver como acaba todo este tinglado. Ea.
−Mirad, Señora, prestad atención Caballero –continuó hablando el Maestro Compte− a todo el simbolismos que hemos encerrado en este pequeño Paraíso del Comercio, no es fácil de detectar ante ojo no entrenado…y sin duda alguna la seña de identidad del Salón de Contratación, el honor hecho verbo. Y nos señaló la cenefa que a lo largo de la parte más alta de las cuatro paredes rezaba lo siguiente: 

Interior de la Capilla
“Inclita domus sum annis aedificata quindecim. Gustate et videte concives quoniam bona est negotiatio, quae non agit dolum in lingua, quae jurat próximo et non deficit, quae pecuniam non dedit ad usuram eius. Mercator sic agens divitiis redundabit, et tandem vita fructur aeterna”
− “Casa famosa soy en quince años edificada. Probad y ved cuan bueno es el comercio que no usa fraude en la palabra, que jura al prójimo y no falta, que no da su dinero con usura. El Mercader que vive de este modo rebosará de riquezas y gozará, por último, de la vida eterna” –tradujo Mossen Ossías− Una gran ley de los hombres que de respetarla, te acercará más a Dios.
Y el Maestro asintió con la cabeza acercándose más hacia el ilustrado y latinoparlante Gandalf renacentista; yo asentí sobre mi propia idea de lo raro que debíamos resultar los tres a ojos ajenos. Pero que muy raros. Y no me quedó otra que seguir a ambos hasta la Capilla, a la izquierda del Salón Columnario

Sala de Contratación
Pequeña, pero de una belleza regia y cargada de simbolismo, la Capilla de la Lonja se nos mostraba en todo su esplendor, con cierto aire rancio y turbio, como vista entre ensoñaciones, o quién sabe, vista a través de la marcha atrás del tiempo.
Nos hablaba el Maestro de la Virgen de la Misericordia, de la primera misa allí celebrada un 26 de Mayo de 1499; de las ménsulas decoradas con ángeles músicos, de los símbolos de los cuatro evangelistas, de dragones alados y manticoras, de extraños animales con cabezas humanas, y una extraña representación en la ménsula derecha del arco exterior.
Se trataba de una de mis representaciones favoritas, aquella que vi con mis compañeros de colegio y que nunca llegué a entender, pero que tampoco nunca olvidé.
Una mujer sostiene un animalillo, y le levanta el rabo, mientras un diablo introduce aire con un fuelle por el ano del pobre animalito. Sigo diciéndolo igual que entonces. No entiendo el porqué, pero esa imagen me acompañará siempre.
El Maestro Pere Compte, nos hace volver sobre nuestros pasos para mostrarnos la puerta que da acceso a la escalera de caracol que lleva a la Torre; aquella en la que se encarcelaban a los usureros, ladrones o malos comerciantes, impartiendo justicia como si de un alto tribunal se tratase. Y es imposible no sentirse atraído irremediablemente por dicha puerta. 

El latín de sus muros formula el reglamento al que se sometían los vendedores
La puerta es de puro estilo neogótico, tiene un arco conopial, el cual está adornado en su parte superior y a lo largo de él, por unos entrelazados vegetales. En la parte superior de la puerta y debajo del arco conopial hay un ángel tallado en piedra con una cartela en sus manos; también aparece en la parte exterior del arco un hombre desnudo que corre con una bolsa en la mano, siendo perseguido por otro. En la ménsula derecha donde apoya el arco conopial aparece una mujer alada desnuda, a la que un dragón le muerde un pecho en referencia a los castigos que sufrirá la mujer lujuriosa.
Como mínimo, creativa. Como máximo, espléndida.
Volviendo un poco más sobre nuestros pasos, deshacemos lo andado y salimos al Patio de los Naranjos, con sus naranjos y la poética fuente con su alberca, da paso a una descubierta escalera de piedra que conduce al piso principal del Pabellón del Consulado, amplio local donde antaño celebraban sus sesiones los jueces o cónsules de comercio.
Un tranquilo lugar, un remanso de paz dónde podemos admirar la pequeña fuente en forma de estrella de siete puntas por el que mana un escaso chorrito de agua. Sentados en unos bancos de piedra, descansamos y charlamos mientras el Maestro Compte nos habla de los diferentes elementos arquitectónicos del patio. Que no son pocos y que son admirables.
A estas alturas de la noche, mi primer compañero de la misma, Mossen Osías empezaba a acusar el cansancio de su aparentemente avanzada edad, y en un par de ocasiones se tuvo que apoyar sobre el brazo del siempre diligente Pere, que parecía haberse tomado como responsabilidad propia, el bienestar del Caballero Halconero. Mucho le costó subir las escaleras que llevaban hasta el Consulado del Mar, pero ante la insistencia del Maestro de que no podíamos marchar sin verlo, Mossen hizo un esfuerzo y subió al fin. Para esta que suscribe, que estaba sin dormir y que cenó pesado, tampoco se me hizo muy fácil el subir las escaleras al Consulado, la verdad sea dicha, pero en esta ocasión, y para ser una Dama, no se me ofreció ningún apoyo. Los Caballeros andaban tan metidos en sus cuitas y su charla, que parecieron haberse olvidado de mí. Creo que ya ni siquiera repararon en mi presencia a su lado. 

Detalle del artesonado del Pabellón del Consulado
Accedimos a un salón de planta rectangular y aunque todo en él era magnífico, llamó nuestra atención haciéndonos levantar la mirada y sufriendo un ligero dolor de cuello, el maravilloso artesonado con referencias de carácter zodiacal, mágico, grotesco, quimérico, heráldico, vegetal, musical; aunque nos contaba el Maestro que en realidad este tipo de techumbre, no es un artesonado en sí, sino que su nombre exacto es Alfarje. Qué cosas.
Más rápida es la visita a la planta baja y al sótano del Consulado, en verdad que Mossen empieza a estar realmente cansado, y comenta a nuestro Cicerone que ha llegado el momento de marchar pues nada desea más ya en estos momentos, que encontrar su Morada. 
 
Y así lo hacemos acompañados de Pere Compte, que a estas alturas de la noche no me cabe la menor duda de que no es objeto de indigestión ni mal sueño, el Maestro de la Lonja nos ha enseñado en persona su obra, su magnífica obra. No podía explicarlo, ni ya buscaba explicación ninguna al respecto de lo que estaba pasando aquella noche, solamente estaba viviendo un momento único y con toda seguridad irrepetible y así quería que fuese. Me dejé llevar, y algo me decía, que no me iba a arrepentir.
Salimos por la fachada lateral, en la Calle Pere Compte, como no podía ser de otra manera, por supuesto. Y ante nosotros, de nuevo, la imponente Lonja de la Seda que esta vez nos decía hasta luego, nunca adiós, y junto a ella, el Maestro mirándonos satisfecho al ver nuestra admiración por su obra. El Orgullo del Artista y el Maestro. Y por adiós se puso el dedo en los labios y nos volvió a requerir, esta vez sin palabras, silencio por su Arte. Y desapareció tras los muros de aquella, su criatura. 


Sótanos del edificio
Nos sentamos de nuevo en los bancos de piedra de la Plaza del Mercado, desde donde nos observaba el Modernista Mercado Central, como esperando atento la
resolución del enigma, el que horas antes, nos había oído decir. La Morada de mi Caballero Halconero. Le pregunté de nuevo y alzando el brazo para llamar a su Halcón, se acercó a mi oído y me dijo al fin cual era el lugar que tanto ansiaba encontrar de nuevo. Y lentamente en la noche, nos dirigimos hacia allá.

“…De mil gentes seré reprehendido
porque la vida triste alabo y quiero;
mas yo que vi su gloria no he querido
huyr d'un mal do tanto bien espero:
sin esperiencia nadie havrá sabido
el bien que da un querer puro y syncero,
y haviéndose desta arte con su Dama
él mismo se ama a sí en ver que ama.
Amor os dé a entender, señora mía,
que a todo estremo soy por vos llegado:
con sólo mi poder me ha derribado,
el suyo s'escusó con mi porfía...”

Fachada Principal de la Lonja de la Seda


UNESCO Patrimonio de la Humanidad - LONJA DE VALENCIA
Lonja, 2 46001 - Valencia
Tel.:+34 962 084 153
Fax:+34 963 529 634
lonja@valencia.es

Horario:
Lunes: de 10:00 a 14:00 h.
Desde el 15 de marzo hasta el 15 de Octubre:
martes a sábados, de 10:00 a 19:00 h.
Domingos y festivos, de 10:00 a 15:00 h.
Desde el 16 de Octubre hasta el 14 de Marzo:
martes a sábados, de 10:00 a 18:00 h.
Domingos y festivos, de 10:00 a 15:00 h.
Los domingos hay exposición de sellos y
monedas

Entrada:
General 2€
1€ para grupos, estudiantes, pensionistas, familias numerosas.
Gratuita los domingos y festivos.


©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
FOTOGRAFÍAS: Santiago Navascués Ladrón.
TEXTO: Yolanda T. Villar.